En el alfalfar de San Primitivo, los deudos de las víctimas de la explosión se dieron cita para reubicar las cruces que colocaron
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TLAHUELILPAN, Hgo.
Si el paso del tiempo pudiera borrarse en Tlahuelilpan y pueblos de otros tres municipios, estos pedirían que la noche del 18 de enero de 2019 —en que ardió una toma de hidrocarburo que cobró la vida de 130 personas— no hubiera trascurrido jamás.
En el alfalfar de San Primitivo, ayer, deudos de las víctimas acudieron a remover las cruces de mármol y madera, que colocaron en el canal de riego, justo en el punto donde brotó la fuente de combustible que congregó a la muchedumbre la tarde del fatídico viernes.
Los símbolos de fe —con los nombres de sus seres queridos— fueron reubicados junto un árbol, al fondo del canal, pues, hoy, el caudal será clausurado con tierra, como para sepultar todo el dolor y muerte que de él brotó.
Ayer por la mañana, deudos de las victimas recolectaron las cenizas esparcidas en el campo de alfalfar, con la creencia de que pudieran ser restos de sus seres queridos. La tierra color negro la depositaron en un foso cuadrado, al que regaron agua bendita.
En el sitio hay rezos, miradas tristes, palabras que buscan brindar aliento. Una embarazada no puede con la carga emocional y estalla en llanto y lamentos.
En el centro del municipio, estudiantes, amas de casa, comerciantes, choferes, mecánicos, empleados, buscan normalizar sus rutinas, como remedio para el dolor.
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