Alzheimer: el signo de demencia que no tiene que ver con la memoria y aparece años antes

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La mayoría de la gente piensa que la pérdida de memoria es el único signo temprano de demencia, pero esta condición debilitante es mucho más que un simple olvido o un lapsus de memoria. Hay muchos otros síntomas conductuales y psicológicos asociados con la demencia.

Los más comunes son la apatía, la depresión, la irritabilidad, la agitación y la ansiedad, mientras que los más raros son la euforia, las alucinaciones y la falta de inhibición. A veces algunas de estas sensaciones se intensifican al atardecer y han dado origen a un síndrome asociado al Alzheimer conocido como ‘síndrome de la puesta de sol‘.

Muchos de estos signos son sutiles al principio, por lo que saber qué síntomas hay que buscar es vital en la detección temprana, ya que puede afectar significativamente el curso de la enfermedad y retrasar su progresión. Y una de las cosas a las que hay que estar atento es a un cambio de comportamiento que puede aparecer varios años antes del diagnóstico de demencia.

Las personas que desarrollan demencia son “significativamente más propensas a tener problemas financieros hasta seis años antes del diagnóstico y desarrollaron operaciones de crédito de alto riesgo dos años y medio antes del diagnóstico”, según recoge este artículo publicado en la versión online de BestLife. La evidencia médica lo confirma con un estudio de 2020 publicado en ‘JAMA Internal Medicine’ revisado por pares, donde los investigadores compararon los registros médicos y los informes financieros de más de 80.000 personas de 65 años o más.

Los autores descubrieron que las personas que desarrollaron demencia, en comparación con los participantes que nunca fueron diagnosticados con demencia, tenían más probabilidades de pasar por dificultades o baches económicos hasta seis años antes del diagnóstico y desarrollaron conductas financieras arriesgadas dos años y medio antes del diagnóstico. Además, estos problemas financieros se hicieron más frecuentes tras el diagnóstico de demencia.

Y es que estas enfermedades neurodegenerativas, actualmente incurables, pueden amenazar el estado financiero de los pacientes debido a los cambios en la percepción del riesgo.

Hasta ahora no se tenían en cuenta este tipo de comportamientos con las cuentas y el dinero. Sin embargo, deberíamos hacerlo ya que el deterioro de las capacidades financieras se encuentra entre los primeros signos de deterioro cognitivo, aunque aún no se han determinado la frecuencia y el alcance de los eventos financieros adversos antes y después del diagnóstico.

“Si bien hay varios signos o síntomas de demencia, los desafíos para resolver problemas o planificar pueden hacer que una persona administre mal sus finanzas. Otros síntomas relacionados con la demencia que pueden afectar negativamente la administración del dinero o las finanzas personales incluyen falta de juicio y dificultad para completar tareas familiares”, explica a BestLife Monica Moreno, directora del departamento de Atención y Apoyo de la Asociación por el Alzheimer de Chicago.

Por ejemplo, algunas de las cosas que pueden hacernos sospechar son: la incapacidad de equilibrar las cuentas corrientes, hacer pagos atrasados constantemente en las tarjetas de crédito o empezar a gastar en exceso… Además, las personas con demencia son susceptibles al fraude, incluido el robo de identidad, las estafas de seguros y los timos para hacerse rico rápidamente.

“Durante las primeras etapas de la demencia, una persona puede realizar tareas simples como pagar facturas, pero tener dificultades con tareas más complicadas como administrar inversiones o tomar decisiones sobre compras importantes”, explica Moreno. “Dado que la demencia a menudo es progresiva, estos desafíos aumentarán con el tiempo. Por lo tanto, los miembros de la familia deben identificar estos signos potenciales temprano e intervenir lo antes posible”.

Como medida de precaución los expertos aconsejan estar al tanto del bienestar financiero de nuestros mayores para poder detectar a tiempo posibles alteraciones en sus tareas habituales y así, en caso de producirse modificaciones notables en la gestión financiera vinculadas al deterioro cognitivo, poder actuar a tiempo y consultar con los especialistas.

Hay que tener en cuenta que la demencia provoca cambios en el cerebro que pueden interferir con la vida diaria. Esto incluye cambios en la personalidad y la conducta, y ahora sabemos que también afecta a la capacidad de administrar las facturas y otras finanzas.

No obstante, una cosa es que haya ciertas dificultades asociadas al envejecimiento y otra que exista demencia. Con el paso del tiempo, la capacidad de recordar las cosas se va perdiendo, pero esto no significa que todas las personas con la edad vayan a tener demencia. Por eso, hay que observar el resto de señales y ver si otros comportamientos también han variado o si han empezado a aparecer lagunas de memoria, dificultades para encontrar palabras o si han mermado las habilidades visuales y espaciales, como perderse mientras se conduce.

Para que se pueda considerar una demencia deben manifestarse al menos dos problemas en las funciones neuronales, como, por ejemplo, déficit de atención o desorientación y la dificultad de lenguaje. Pero si has detectado que alguien de tu familia que estaba acostumbrado a llevar al día sus asuntos económicos, de repente tiene dificultades para mantener sus cuentas al día o empieza a despilfarrar, mejor consúltalo con un médico.

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