Investigadores del FBI se enfrentan con dos problemas para resolver caso LeBarón

Los especialistas señalaron que uno de los graves problemas en la investigación es que México no cuenta con una base ‘confiable’ de datos de ADN para criminales.

elfinanciero.com.mx

HERMOSILLO, Sonora.- A pesar de que la Fiscalía General del Estado (FGE) de Sonora cuenta con el mejor laboratorio de ciencias forenses de México, el asesinato de miembros de la familia LeBarón, Langford y Miller, podría no encontrar resultados tan rápidos como se anhela.

A dos semanas de la masacre ocurrida en la sierra de Sonora, en el municipio de Bavispe, los avances en las investigaciones continúan con hermetismo por parte de las autoridades de la Fiscalía General de la República (FGR), la FGE y el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés).

El FBI trabaja con un equipo del más alto nivel en Sonora para resolver el caso del multihomicidio en contra de ciudadanos estadounidenses de las familias LeBarón, Langford y Miller.

En el crimen ocurrido el 4 de noviembre perdieron la vida tres mujeres madres de familia de 30, 32 y 42 años de edad, además de 6 menores. Todos contaban con la doble nacionalidad mexicana y estadounidense.

Ante la solicitud de la gobernadora de la entidad, Claudia Pavlovich Arellano, la Fiscalía General de Justicia (FGJE) y la General de la República, que atrajo el caso, solicitaron apoyo de Estados Unidos mediante investigadores y científicos forenses del FBI.

Los especialistas del FBI llegaron el 10 de noviembre al país y se unieron a las investigaciones con elementos pertenecientes a la Unidad de Ciencias del Comportamiento y Ciencias Forenses del FBI.

Fuentes especializadas que participan en las investigaciones, dijeron que existen pocas posibilidades de lograr grandes resultados en el corto plazo, debido, principalmente, a la contaminación que sufrió la escena del crimen.

Los familiares de las víctimas llegaron con apoyo de la Policía Federal y del Ejército a la zona del crimen el 4 de noviembre cerca de las 19:30 horas, diez horas antes que los elementos de la FGE con su equipo forense, por lo que los cuerpos fueron extraídos de las camionetas atacadas y la escena del crimen sufrió una contaminación “desproporcionada”.

“Habrá muchas huellas que sean de los familiares, de los amigos de las víctimas. La escena estuvo muy contaminada desde el inicio y buscar fibras, rastros, plomos, ADN, no será tarea fácil”, explicó uno de los investigadores, quien solicitó el anonimato.

El experto señaló que el grave problema en la investigación no es la escena contaminada, sino que México no cuenta con una base de datos de ADN para criminales confiable aún.

La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó a El Financiero que existe una base de datos para verificar el ADN de personas desaparecidas y que cuentan con alrededor de 2 mil muestras con pruebas tomadas a familiares directos en los estados: Colima, Chihuahua, Baja California, Baja California Sur, Guerrero, Michoacán, Morelos, Nayarit, Jalisco, Quintana Roo y Veracruz.

Sin embargo, fuentes de la FGR consultadas no pudieron asegurar la existencia de un padrón de ADN para personas involucradas en crímenes o asesinatos, por lo que los investigadores en el Caso LeBarón se encuentran en una encrucijada.

Víctor Hugo Arteaga

Respecto a la camioneta calcinada, en la que murieron abatidos y calcinados Ronhita Miller LeBarón y sus pequeños hijos Titus y Thiana de 8 meses de edad, además de Howard Jacob de 12 y Kristall de 10, no hay grandes esperanzas de encontrar rastros, luego de que el vehículo ardiera a casi 5 mil grados centígrados.

De una segunda Suburban en la que viajaba Christina Marie Langford Johnson y que murió instantes después de poner a salvo a la pequeña Faith de siete meses de edad, se cree que en ese caso sí podrían buscar más indicios.

En el caso de la tercera camioneta, en la que viajaba Dawna de 43 años y en la que fallecieron Trevor y Rogan, de 11 y 2 años de edad, los expertos estadounidenses confían también encontrar pistas viables, que lleven a conocer el origen de las balas y las armas que se utilizaron en este caso.

Lo cierto es que a dos semanas de la masacre, los avances en las investigaciones, con base en los reportes de los forenses mexicanos, no otorgan grandes esperanzas a las autoridades del FBI, y no por falta de capacidad técnica o humana, sino por la grave descomposición que la escena del crimen sufrió.

Víctor Hugo Arteaga

En este tipo de ataques los elementos del FBI buscan, con los estudios hechos antes de su llegada, determinar el tipo de homicidio; la intención que pudo tener el mismo, y los factores de riesgo que el evento podría tener en la zona en el futuro inmediato.

Posteriormente, los investigadores del FBI analizarán el proceso de escalamiento, es decir, cómo va a reaccionar el criminal o los criminales tras los hechos.

Además, los perfiladores e investigadores del FBI analizarán los factores temporales, como cuándo ocurrió, qué patrón temporal utilizaron, y el análisis del factor geográfico y social en el que ocurrió la matanza.

Entre las pruebas físicas que los elementos de la corporación estadounidense se encuentran analizando están los reportes fotográficos de la escena del crimen, las camionetas, una de ellas incinerada, pero con orificios de bala de distintos calibres.

Y de los casquillos que quedaron en las dos escenas del crimen relacionadas, el FBI busca conocer el tipo de armas de las que salieron esas balas para poder seguir la ruta de las mismas hasta dar con los posibles homicidas.

También se busca encontrar cualquier tipo de fibra de chalecos, pantalones, zapatos, así como cabellos o piel, tanto en las tres camionetas como en las escenas del crimen, a partir de la reconstrucción que el detenido Leonardo ‘N’ pudiera aportar en los interrogatorios.

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