De Ovidio Guzmán al “Vicentillo”, los hijos de los grandes capos de la droga en México son el tema de novedad en las canciones norteñas del narcotráfico
En fechas recientes, se puso de moda un corrido titulado Soy El Ratón interpretado por Eduin Caz del Grupo Firme, pero compuesta originalmente por Código FN. Su título obedece al apodo de Ovidio Guzmán.
A lo largo de la pieza, acompañados únicamente por el acordeón y el bajo sexto, la banda narró diferentes partes de la vida pública de Ovidio Guzmán, presuntamente ligado a las operaciones del Cártel de Sinaloa, fundado por su padre, Joaquín El Chapo Guzmán Loera.
Tal es el caso del llamado Jueves Negro, o Culiacanazo, el día que el gobierno de la Cuarta Transformación logró su captura, pero ante la amenaza de desatar una carnicería en Sinaloa, lo dejaron libre para evitar la guerra.
Amigos tengo de a montón, apoyo y respaldo les doy. Soy EL Ratón, soy Ovidio, soy Guzmán, hijo del Chapo, soy hermano de Alfredito y de Archivaldo, y por cierto me disculpo por lo del Culiacanazo…
Esto abrió una nueva rama del narcocorrido que los artistas han comenzado a utilizar, y es la de componer canciones dedicadas a los hijos de los más grandes capos, quienes tomaron, toman o tomarán el control de las organizaciones ante la caída de sus padres.
Pero muy en específico, han salido a la luz diversas historias de mujeres y hombres conocidos como “Los Narco Juniors”. Este apodo se lo deben a sus opulentas vidas de lujos, autos, animales exóticos e ilegales, helicópteros, ropa de marca, joyas, y un largo etcétera, muchas veces incluso mostradas a través de las redes sociales.
Sin embargo, la mayoría solía tener un perfil bajo dentro de las organizaciones criminales, donde de a poco construyeron grandes imperios, relevancia que fue de gran atractivo para la música dedicada a contar sus vidas.
Archivaldo Guzmán
Los placeres de Archivaldo es una de las canciones más pedidas y bailadas del grupo Enigma Norteño, quienes dedicaron la pieza norteña a otro de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, claro, Archivaldo Guzmán, misma donde dan cuentas de los lujos que le gustaba vivir.
El “Rey de la Cocaína”, como le comenzó a conocer, es el segundo de los cuatro vástagos del Chapo, y es señalado por autoridades internacionales por ser uno de los más grandes propietarios de de laboratorios de fentanilo en Culiacán junto a Ovidio.
Me gusta vivir a mi manera, y pegarme una que otra borrachera, me gusta bailar a las plebitas, y pistear con Bucanitas, me encanta la vida recia-.
Dámaso López Serrano y Serafín Zambada
Gerardo Ortiz, interprete de norteño banda, alcanzó a la fama con su tema Dámaso, un popular narcocorrido en la industria dedicado a Dámaso López Serrano, apodado el Mini Lic, hijo de Dámaso López Núñez, conocido como El Licenciado, operador financiero del Cártel de Sinaloa.
De acuerdo con su comparecencia ante una corte de California, López Serrano era el encargado de organizar el transporte de miles de kilogramos de heroína, metanfetaminas y cocaína de México a los Estados Unidos de Norteamérica.
Pero Gerardo Ortiz también le cantó a Serafín Zambada Ortiz “Sera” o “El Flaco” es el más joven de una dinastía narco en Sinaloa: la de los Zambada, parte importante del Cartel de Sinaloa.
El menor de la dinastía, de 28 años, nació y creció en el mundo de los cárteles. Ortiz fue detenido en el cruce fronterizo de Nogales, en Arizona, en noviembre del 2013, en 2018 le dictaron 66 meses, pero salió a los 58 por buena conducta.
Algunos detalles sobre su vida fueron expuestos durante el juicio que se le siguió en Estados Unidos, donde se dio a conocer una carta escrita por él mismo en la que aseguró que siempre vivió “en una jaula de oro con lujos inútiles”.
De los grandes herederos, es el mas apoderado. Tiene amores de los bueno y los lujos que ha deseado, y si tiene algún problema, apoyo de sobra al hombre nunca le ha faltado…
Rubén Oseguera, hijo del <i>Mencho</i>
Alejandro Villa, cantante del género Norteño Banda, fue asesinado por un proyectil de arma de fuego en febrero de 2019, respaldado por el mismísimo Federico Villa, su abuelo, y el intérprete Vicente Fernández.
Durante su carrera dedicó una canción a Rubén Oseguera, alias El Junior o el JR, quien fue capturado y señalado por las autoridades mexicanas por delitos como lavado de dinero, violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y cohecho.
Siempre con mirada al frente, me apodan el JR, soy el nuevo general. De mi padre la confianza, de mi madre la esperanza de verme siempre progresar (…) Mi actitud a la vanguardia, esta persona no falla aunque haya tempestad
Vicente Zambada
Sin duda, Los Tucanes de Tijuana son uno de los más informados alrededor del tema narco juniors. Una de sus canciones más destacadas apareció en disco “El Árbol”, y es dedicada al hijo del Mayo Zambada, Vicente Zambada, alias El Vicentillo.
Vicente fue condenado a 15 años de prisión en una cárcel de los Estados Unidos, luego de haber sido uno de los más conocidos “traidores” del Cártel de Sinaloa, al entregar información de todo tipo de operaciones a las autoridades antidrogas norteamericanas.
Su historia de traiciones fue publicada por la periodista Anabel Hernández en El Traidor, el diario secreto del hijo del Mayo, encerrado en el Metropolitan Correction Center de Chicago.
Su madre le dio la vida, su padre le dio el poder, sus hermanos el respeto y la protección, la ley, el tiempo le dio experiencia, la vida una gran mujer, su gente le dio el apoyo, lo demás’ es cosa de él…
Fernando Sánchez Arellano
Calibre 50, la banda por muchos años estuvo encabezada por Edén Muñoz, fue catalogada como una de las más prolíficas nuevas bandas de norteño en México, gracias a canciones como El Ingeniero, heredero del poder del Cartel de los Arellano Félix.
Fernando Sánchez Arellano, el “Ingeniero” y/o el “Alineador”, fue capturado en Tijuana, Baja California en el año 2014, donde encabezaba al temible Cártel de Tijuana.
Se presume que trabajó estrechamente con su madre Enedina, la “Narcomami” y participó en una amplia gama de delitos incluyendo tráfico de drogas, extorsión, robo y secuestro, y presuntamente fue el protagonista de una sangrienta batalla luego de unirse a Los Zetas.
Pa’ su mala suerte se toparon al ingeniero, al de los dedos blancos. El potro no era arisco, pero lo hicieron y uno por uno los cazó como perros. Tú que harías si tocan tu sangre, eso me vino a la mente: de que lloren en mi casa, mejor que lloren enfrente
Estas no son las únicas canciones que retratan la vida de los mismos, pues desde Los Juniors de Los Tucanes de Tijuana, o Revolución Norteña, Calibre 50, Chuy Alday y Los Sucesores, entre muchos otros, le han dado lugar a los hijos de los grandes capos en sus composiciones.