Pese a las cuentas alegres de las autoridades, Acapulco se recupera lentamente después de “Otis”; comerciantes y prestadores de servicios consideran que será en 2026 cuando el puerto esté rehabilitado totalmente. El problema, lamentan, es que imperan los cierres, la destrucción y el crimen.
ACAPULCO, Gro (Proceso).- El sector turístico de Acapulco no se recupera del huracán Otis. La rehabilitación de los hoteles está a 30% y la inseguridad y hechos violentos no cesan.
En la avenida Costera Miguel Alemán no hay ni semáforos y decenas de restaurantes han cerrado sus puertas; las ruinas de condominios y hoteles ya son parte del paisaje de la zona Diamante.
Los comerciantes han dejado de denunciar la extorsión que padecen de las organizaciones criminales -pago a cambio de seguridad- porque consideran que la autoridad está ausente.
En ese contexto se pretende el rescate del principal destino turístico de Guerrero. De seguir el actual ritmo, la rehabilitación de Acapulco concluirá en tres años, consideran dirigentes del sector.
El huracán Otis, categoría 5, golpeó con toda su furia la ciudad en las primeras horas del 25 de octubre de 2023 y dañó 80% de su infraestructura hotelera, residencial, comercial, eléctrica y de telefonía.
Por lo menos 250 mil familias se quedaron sin techo, 52 personas murieron y 32 desaparecieron, 24 de ellas en embarcaciones.
Pese a ese escenario, el gobierno federal presentó cifras alegres de la semana del Tianguis Turístico en Acapulco, que se realizó del 9 al 12 de abril últimos:
- Informó que hubo un incremento de 13 puntos porcentuales en la ocupación hotelera.
- Presumió que con nueve mil 500 cuartos disponibles de hotel se alcanzó una ocupación de 79 por ciento.
- El consumo por hospedaje fue de 73 millones de pesos.
- El consumo por servicios turísticos ascendió a 938 millones de pesos.
Sin embargo, el destino de mayor preferencia entre los compradores fue Cancún, por arriba de Acapulco y la Ciudad de México.
Cierre indefinido
El secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués, calificó dicho tianguis como un éxito, “aunque no comparable con otras ediciones”.
Los asistentes a la convención fueron resguardados por más de 300 agentes de la Guardia Nacional con equipo antimotines.
Apenas unos días antes la expectativa de ocupación turística de la última temporada vacacional, de Semana Santa, no se cumplió. Apenas llegó la mitad de los visitantes del total que registraban hasta antes del meteoro, dice la presidenta de la Asociación de Comerciantes Establecidos de la Costera, Laura Caballero Rodríguez.
“En Semana Santa es donde esperábamos mucho más turismo. Sí hubo algo, pero no la derrama económica que se necesita en el puerto”. Está vez, dice, estuvo a 50 por ciento.
“Esperábamos tener un poco más, no al total porque hay que reconocer que no todos los hoteles están trabajando”.
Las autoridades han reportado que, de las 19 mil habitaciones disponibles en 663 hoteles antes del huracán, sólo se disponen de ocho mil 326 cuartos distribuidos en 180 hoteles. Sólo tres de cada diez hoteles se han levantado.
Una de las causas por la que no se cuenta con el turismo necesario para mantener los negocios, afirma la dirigente, es que la mayoría de los hoteles no se han rehabilitado. “Hay hoteles que van a abrir en 2026”, advierte.
Otro dato desalentador para los comerciantes de la franja costera es el número de restaurantes que han cerrado de manera definitiva al no poder sostenerse.
“Algunos negocios, aunque están rehabilitados, decidieron ya no volver a abrir sus cortinas. Están ahí negocios que aparentemente eran prósperos, pero ya sus locales están con un letrero de “se renta” porque no es tan fácil poder soportar estos días”, lamenta Caballero Rodríguez.
Aunque hubo apoyo del gobierno, admite, no fue suficiente para poder abrir.
Del total de restaurantes que había en la Costera Miguel Alemán, por lo menos una tercera parte ha cerrado de manera definitiva, asegura.
En el acto de toma de protesta de la asociación civil de comerciantes establecidos de la costera, efectuado el 13 de abril último, el gerente del restaurante Texas Ribs reveló que, debido a que la sucursal de la zona Diamante cerró de manera indefinida, tuvo que cambiar a su personal a la filial de la costera.
Ruinas
Para acceder a la playa Revolcadero, en la zona Diamante, todos los automovilistas pagan una cuota obligatoria de 50 pesos por usar el estacionamiento público.
Un grupo de personas se presenta como una cooperativa y hasta dan boletos foliados con la leyenda “¡Bienvenidos! Playa Princess” y lo firman como “Asociación de Limpieza”. Pero corren versiones sobre eso:
“Trabajan con la maña -el narco-, hay que pagar para evitar que te ponchen una llanta o le den un golpe a tu auto”, recomienda un acapulqueño que conoce las entrañas del puerto.
Ya en la arena, los prestadores de servicio ofrecen una palapa en 600 pesos, pero la rebajan hasta en 350 para tener ocupación.
Desde la playa semillena se observan las estructuras sin paredes, ventanas ni puertas de los condominios y hoteles donde las ráfagas de viento de Otis impactaron de manera directa. También hay escombro de palmeras, concreto y plafón. Lo mismo con los anuncios espectaculares: algunos lucen sus esqueletos y otros totalmente doblados.
Tres de 72 departamentos rehabilitados del conjunto Residencial PlayaMar, en Acapulco Diamante, apenas le dan vida al área. Afuera, personal nativo del puerto, con su piel dorada y modo de hablar, viste de blanco para dar mantenimiento.
Los departamentos fueron adquiridos en alrededor de cinco millones de pesos, de acuerdo con propietarios.
El hotel resort Princess Mundo Imperial luce como una pirámide prehispánica abandonada. Sigue en ruinas el complejo situado sobre 580 hectáreas con la capacidad para albergar a seis mil turistas.
La petición de los empresarios y comerciantes al gobierno es puntual: que se diga la verdad, que se remodelen cinco mercados de la franja costera y que la costera Miguel Alemán sea una avenida digna.
“Queremos tener más turismo, que no disfracen cifras, que den cifras reales. Queremos brindar buen servicio al turismo y tener una avenida digna, limpia e iluminada porque en este momento no la hay”, expone la presidenta de la Asociación de Comerciantes Establecidos en la Costera.
-¿En qué tiempo considera que Acapulco tendrá las condiciones que esperan como sector turístico?
-Si se tuviera la voluntad, podría ser en un año, pero como se va trabajando probablemente nos tome tres años a partir de cuando pegó el huracán, para estar al 100 por ciento recuperados. En este momento, pues no”.
Los mercados que piden remodelación son el de Caletilla, Papagayo (en la Vía Rápida), El Pueblito y el de la Diana.
Inseguridad, el otro golpe
En los días del Tianguis Turístico, el 11 de abril último, fue asesinado el director de la policía vial de Acapulco, Eduardo Chávez. Su patrulla recibió 50 balazos, 18 impactaron en su cuerpo.
La dirigente y empresaria Laura Caballero insiste en que los resultados en turismo hasta el momento no son lo que desea el sector pues, además, la inseguridad es otro factor que ahuyenta a los turistas.
“A esto (los daños) le sumas que hay mucha inseguridad. Los negocios se cierran más temprano que como antes acostumbrábamos”.
Por ejemplo, cita, los negocios de la franja que cerraban a las dos o tres de la madrugada ahora se ven obligados a bajar sus cortinas a las once de la noche.
-¿La Guardia Nacional no ha sido suficiente para atender la inseguridad?
-No; hace mucho tiempo dentro de la asociación no nos gustaba que nuestro precioso puerto se viera tan militarizado.
“Ahora es común que veamos tanta presencia (militar), pero se siguen cometiendo delitos. Hace un mes asaltaron una joyería dentro de la costera y sigue habiendo asesinatos en la franja turística.
-¿Persiste la extorsión de grupos criminales?
-Nosotros tocamos ese tema hace ocho años y bajó mucho en el área de la costera. Sin embargo, no estamos exentos de la extorsión, pero muchos de los compañeros no hacen la denuncia precisamente porque se recibe más seguridad de parte de las personas (criminales) que de la autoridad.
-En un tema complicado…
-Sí, eso pasa más en el área de mercados. Por eso te digo que nosotros hicimos la denuncia hace muchos años, pero no ha desaparecido”, lamenta.
Caballero considera que, si bien el cobro de piso es un tema delicado, ahora los prestadores de servicio denuncian más otros delitos.
“Es mayor el temor (de) que puedan ser asaltados los negocios, que haya algún asesinato frente a sus comercios, que los turistas vean muertos. Es de mayor temor eso que el tema de la extorsión”.