Plumazo: Por Nayar Araiza López

Adrián Álvarez y el reto de poner orden sin traicionar al pueblo

El nuevo director de Padrón y Licencias de Bahía de Banderas, Adrián Álvarez, arrancó su encargo con el pie derecho —literalmente caminando— por el tianguis de Bucerías, escuchando de viva voz a los comerciantes y atendiendo la consigna directa del presidente municipal: el gobierno no debe ser obstáculo, sino apoyo para quienes mueven la economía desde abajo.

Y es que ya era hora de que alguien se metiera de lleno a limpiar esa cueva de historias turbias donde los «líderes» de papel se creen dueños de los espacios públicos y cobran piso con el pretexto de «gestionar apoyos». Una práctica ruin, solapada por omisiones y silencios cómplices.

La llegada de Álvarez no debe verse como un simple enroque burocrático. Se trata —esperemos— de una decisión estructural para poner fin a vicios enquistados, devolver la dignidad al comercio popular y rescatar la esencia de lo público, tal cual fue el encargo del Presidente Héctor Santana de servir con humildad, no con prepotencia. Porque el funcionario que se sube al ladrillo y se marea, termina pisoteando al pueblo que juró defender.

En tiempos donde la simulación ya no alcanza, es momento de recordarle a todos los servidores públicos —no solo a los recién llegados— que la función pública exige disciplina, conciencia social y memoria. Que no se olviden que llegaron para servir, no para servirse. Que no roben, que no mientan, que no traicionen. Porque el pueblo ya no traga entero. Y menos cuando el mercado huele a piso… pero no al de tierra, sino al de cobro. Le deseamos éxito al Profesionista Adrián Álvarez. Va.

                                                         
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