Un estudio de Nature alerta sobre una posible “catástrofe climática” global si el Polo Norte pierde su hielo en los próximos dos veranos.
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El Ártico, uno de los mayores termómetros del planeta, está lanzando una alarma sin precedentes: el Polo Norte podría quedarse sin hielo en tan solo dos veranos. Así lo advierte un reciente estudio publicado en Nature, que pone fecha a un escenario aterrador para 2027. Si esto ocurre, estaríamos ante una catástrofe climática de proporciones globales, con consecuencias impredecibles para los ecosistemas y la vida humana.
El cambio climático, impulsado por las emisiones descontroladas de petróleo, gas y carbón, se sitúa como el principal responsable de este deshielo acelerado. Este año, las emisiones de gases de efecto invernadero han marcado un nuevo récord, intensificando un fenómeno que no solo amenaza la biodiversidad ártica, sino también la estabilidad climática del resto del planeta.
Una predicción enormemente complicada
Un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran Alexandra Jahn, de la Universidad de Colorado en Boulder, y Céline Heuzé, de la Universidad de Gotemburgo, ha utilizado avanzados modelos informáticos para predecir cuándo podría producirse el primer día sin hielo en el Polo Norte y el océano Ártico. Este evento tendría graves consecuencias para el ecosistema de la región y para el clima global.
La desaparición del hielo en el Ártico podría alterar significativamente los patrones meteorológicos, incluyendo el régimen de lluvias en países como España. Este fenómeno marcaría un cambio irreversible en el equilibrio climático del planeta, impulsado por el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿En qué condiciones se consideraría este peligro real?
El océano Ártico se considera libre de hielo cuando su superficie helada se reduce a menos de 1 millón de kilómetros cuadrados. Hasta ahora, las proyecciones sobre el deshielo en esta región han intentado determinar cuándo podría desaparecer el hielo durante un mes completo. Investigaciones previas lideradas por Alexandra Jahn indicaron que este escenario es prácticamente inevitable y que podría materializarse durante la década de 2030.
El calentamiento global, impulsado por el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, ha acelerado la desaparición del hielo marino ártico a un ritmo sin precedentes, perdiendo más del 12% por década. Este año, el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de la Universidad de Colorado registró uno de los niveles más bajos de hielo en el Ártico desde que comenzaron las mediciones en 1978, siendo el mínimo de septiembre uno de los más alarmantes hasta la fecha.