La Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró opacidad, facturas canceladas, pago de servicios que no corresponden al trabajo de los diputados, entre otras.
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Ya en la era de la 4T, en la comprobación de gastos de septiembre a diciembre del 2018 –cuando iniciaron labores los actuales diputados– la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró opacidad, facturas canceladas, pago de servicios que no corresponden al trabajo de los diputados, entre otras.
En el Informe de la Cuenta Pública 2018, la ASF destaca que los diputados mostraron facturas por 1.3 millones de pesos por gastos como hospedaje, gasolina, arrendamiento de vehículos y medicamentos, y los auditores pidieron al SAT “auditar a nueve empresas que emitieron facturas por 113 mil 900 pesos, que luego cancelaron”.
Dentro de un daño al erario de más de 433 millones de pesos, se señala un probable desfalco por 539 mil pesos por la “triangulación del pago de nueve empleados free lance de la Coordinación de Comunicación Social, de los que la ASF no encontró evidencia de que hayan prestado sus servicios en esa área”.
Señala también que la Cámara baja agregó conceptos no propios del trabajo de legislador, “como pago de cirugías, compra de ganado y gastos funerarios”.