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Autoridades federales de Estados Unidos dieron a conocer este martes los resultados de la llamada “Operación mano muerta”, con lo que se realizaron arrestos de integrantes de una red de tráfico de cocaína y otras drogas que operaba en México, Estados Unidos y Canadá y que tenía a Los Ángeles, California, como centro de distribución.
Entre los acusados hay tres mexicanos, según información del Departamento de Justicia estadounidense, difundida por la Embajada de Estados Unidos en México.
Las órdenes de detención y registro fueron ejecutadas hoy mismo en diversas ciudades, entre ellas Los Ángeles y Sacramento, California; Miami; Odessa, Texas); así como Montreal, Toronto y Calgary, Canadá.
“Además de los detenidos, dos acusados se encontraban ya bajo custodia estatal y siete se encuentran prófugos, entre ellos tres mexicanos que presuntamente suministraban cantidades al por mayor de estupefacientes a los traficantes en Estados Unidos y Canadá”, según un comunicado.
Los mexicanos señalados son Jesús Ruiz Sandoval Jr, de 45 años de edad, John Joe Soto, de 42, y Eduardo Carvajal, de 50, los tres de Guadalajara, según las autoridades.
Se cree que Sandoval Jr., actualmente fugitivo, es un narcotraficante a gran escala implicado en la importación de drogas de México a Estados Unidos para su distribución; John Joe Soto trabaja a las órdenes de Sandoval. Eduardo Carvajal, también presunto narcotraficante a gran escala, exporta drogas de EEUU a Canadá.
“Las acusaciones y detenciones practicadas hoy en toda Norteamérica reflejan la estrecha coordinación del Departamento de Justicia con nuestros socios mexicanos y canadienses para desarticular el tráfico internacional de estupefacientes”, declaró la vicefiscal general estadounidense, Lisa O. Monaco.
La investigación, conocida como “Operación Mano Muerta”, dio lugar a dos acusaciones del gran jurado federal presentadas bajo secreto en Los Ángeles a principios de este mes.
En los autos de acusación, que se han hecho públicos hoy, se acusa colectivamente a 19 personas por su presunta participación en la organización delictiva, entre ellas a proveedores establecidos en México que introducían grandes cantidades de estupefacientes en Estados Unidos, a distribuidores estadounidenses, a un canadiense que dirigía una organización de exportación, a conductores de semirremolques establecidos en Canadá que operaban en Estados Unidos y a un traficante canadiense a gran escala y figura de la delincuencia organizada italiana, Robert Scoppa, de quien los investigadores alegan que compraba grandes cantidades de droga al por mayor.
“Hasta hoy, los miembros organizados de esta conspiración operaban impunemente a lo largo de los muchos miles de kilómetros que comprenden el continente norteamericano, envenenando a las comunidades por el camino”, declaró el director adjunto encargado Donald Alway, de la Oficina de Campo del FBI en Los Ángeles.