* César Augusto Santiago Ramírez, exdirigente del Revolucionario Institucional…
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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- César Augusto Santiago Ramírez, exdirigente del Revolucionario Institucional (PRI), lanzó una crítica en 16 preguntas a la comisión especial de diagnóstico del partido, señalando que hasta ahora no se ha llamado a los responsables del “desastroso proceso electoral” que los llevó a la derrota el pasado primero de julio.
En una carta pública dirigida a Samuel Palma, presidente de la Comisión de Diagnóstico del PRI, Santiago adelanta que la conclusión evidente debiera ir en el sentido de que quienes participaron en el proceso “rindan cuentas, informen de lo ocurrido; qué fue acertado y qué no lo fue; qué utilidad tuvieron las secretarías, subsecretarías, coordinaciones, fundaciones, sectores, organizaciones, etcétera; cuál fue su utilidad práctica o cuáles sus omisiones que nos llevaron al fracaso”.
El político de Chiapas, quien se ha encargado de exigir una rendición de cuentas a los responsables de la campaña de José Antonio Meade, manifiesta la urgencia de conocer y responsabilizar a quienes tomaron las decisiones que llevaron a la “monumental derrota” y advierte que solo un partido antidemocrático no rinde cuentas.
Entre las 16 preguntas que envió a la comisión especial, pide que se sepa quién fue el autor de la idea y promotor del activismo del exlíder priista Enrique Ochoa y de sus colaboradores, para permitir, por la modificación estatutaria, la postulación de un candidato externo postergando a quienes dentro del partido buscaban la oportunidad de ser postulados.
También cómo se seleccionó a José Antonio Meade para que fuera el candidato externo del PRI y no otro; quién o quiénes autorizaron y permitieron que la Declaración de Principios y el Programa de Acción del partido fueran postergados frente a la serie de ocurrencias que el candidato ofertó en su incoherente discurso, durante toda la campaña.
De igual manera, pregunta por qué la estructura directiva del partido, sus sectores y organizaciones no reaccionaron cuando en televisión nacional, Meade calificó los logros de los gobiernos revolucionarios como “una película vieja que él ya había visto y que fracasó”.
Y por qué la dirigencia y sus fundaciones no ofertaron una plataforma del PRI en la campaña en la que se destacaran las instituciones de la vida pública, programas e instituciones de la vida republicana, construidos y defendidos por el PRI a través de los años.
Cuestiona por qué la dirigencia y sus fundaciones “ni siquiera propusieron, en respeto a la Constitución, la posibilidad de la economía mixta, la rectoría económica del Estado en los procesos económicos del país, la construcción del Plan Nacional de Desarrollo y toda la magnífica literatura del PRI, elaborada en otras épocas brillantemente por el antiguo IEPES y la Fundación Colosio”.
En la misiva enviada a la comisión encargada de elaborar el diagnóstico de la derrota, Santiago también inquiere y pide que se sepa lo que ocurrió con los programas de activismo como “Zafiro”, o de otras denominaciones que desconoce, y que se desplegaron durante la campaña por el PRI, y cuánto dinero se invirtió en ellos.
Sobre los gastos de campaña, exige que se informe cuánto gastó la Secretaría de Acción Electoral y cuáles fueron sus resultados.
En cuanto a los sectores popular, campesino y obrero, que se diga qué aportaciones concretas y medibles tuvieron. En este sentido, por qué la dirigencia del partido y sus organizaciones quedaron prácticamente borradas durante la campaña, “sin tomar decisión alguna que no pasara por la oficina del coordinador de la campaña o, supongo, que por del candidato ciudadano”.
César Augusto Santiago cuestiona también cuál fue el método para seleccionar las posiciones de las listas plurinominales para el Senado y la Cámara de Diputados, y cómo decidieron “para que, en algunas de ellas, figurasen mujeres y hombres que apenas unos meses antes no sabían de la existencia del PRI”.
Asimismo, por qué nunca, durante la campaña, sesionó el Consejo Político o la Comisión Política Permanente para corregir el rumbo o alertar cuando era evidente el pobre desempeño del candidato y de su campaña.
El priista cuestiona y lanza la pregunta para que se explique quién decidió y por qué aceptó el PRI que el vocero de la campaña fuera Javier Lozano, “un personaje agresivo, grosero, traidor, cuya única identificación partidaria era con el PAN”.
Aunque no menciona a Aurelio Nuño, coordinador de la campaña, exige se diga por qué se eligió a alguien “que jamás en su vida ha competido por un cargo de elección popular de ningún tipo y carecía de experiencia en materia electoral, partidaria o en la conducción de campañas político-electorales”.
En este contexto, demanda que se diga por qué Meade nunca acudió al partido “en demanda elemental de la memoria electoral del partido, de su historia, de su acervo, de sus experiencias en más de 80 años de ganar elecciones de todo tipo, en todos los espacios del país”.
Finalmente, que se diga cuáles fueron los beneficios durante la campaña o en los resultados por haber postulado a un candidato ciudadano y haber dejado la conducción de la campaña en otro ciudadano.