Chilpancingo se queda sin pollo por ofensiva del crimen organizado

El asesinato de productores, transportistas y trabajadores obligó a que unos 50 establecimientos del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla dejaran de vender pollo, lo que generó desabasto de ese producto en Chilpancingo.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (apro).– Una nueva crisis de inseguridad y violencia que se vive en Chilpancingo provocó el desabasto de carne de pollo en la capital de Guerrero.

El obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, informó que la nueva guerra que se vive en Chilpancingo es protagonizada por una escisión del grupo de Los Tlacos, y se enfoca en el control del transporte público y la distribución de carne de pollo, res y cerdo en la capital de Guerrero.

El prelado explicó, en una entrevista realizada el domingo 12 en la catedral de Chilapa, que en Chilpancingo operan tres grupos que ahora pelean la plaza y reprochó a las autoridades su inacción, porque “saben quiénes son los responsables” de desatar estas acciones que mantienen aterrada a la población de la región Centro de la entidad, indicó.

A principios de mayo, el líder del grupo delictivo Los Tlacos, Salvador Alanís Trujillo, anunció en medios de comunicación como El Sur y La Jornada una guerra en Chilpancingo, al conmemorar el quinto aniversario de la creación de la Policía Comunitaria General Heliodoro Castillo de Tlacotepec, que opera en la Sierra de Guerrero y controla municipios de la región centro y norte de la entidad.

Alanís Trujillo recordó que, de 2017 a la fecha, su brazo armado “ha neutralizado” a grupos antagónicos como Guerreros Unidos, Los Tequileros y el Cártel del Sur en una guerra que comenzó en la Sierra y se extendió a Chilpancingo, así como la zona minera de Mezcala y la ciudad de Iguala, donde han sido ejecutados al menos ocho personajes considerados por el gobierno federal como “pieza clave” en el caso Ayotzinapa.

No obstante, el líder de Los Tlacos explicó a El Sur y La Jornada que ahora se iban a enfocar en una banda denominada Pueblos Unidos y que realizarían ataques armados en el corredor que conecta los poblados de Xaltianguis y Petaquillas, poblaciones de los municipios de Acapulco y Chilpancingo que se ubican sobre la zona turística de la carretera federal México-Acapulco.

Oleada de ataques

Un mes después del anuncio difundido en medios de comunicación, la violencia se desató en Chilpancingo, donde fue ejecutado el líder transportista Francisco García Marroquín el 31 de mayo, informaron medios locales.

Enseguida comenzó una serie de ataques en contra de unidad de transporte público de la capital guerrerense y el poblado de Petaquillas, donde fueron incendiados taxis y vagonetas, provocando la suspensión del servicio y afectando a la sociedad de la región Centro, señalan reportes oficiales del gobierno federal.

Días después, el lunes 6 de junio, fue ejecutado un distribuidor de pollo al interior del Mercado Central Baltazar R. Leyva Mancilla, en Chilpancingo, y tres días después, otro proveedor del mismo producto alimenticio fue acribillado afuera de la central de abastos de la capital guerrerense.

El sábado 11, un comando irrumpió en una granja de pollos que se ubica en el poblado de Petaquillas, municipio de Chilpancingo, donde ejecutó a seis trabajadores que ganaban entre 2 y 3 pesos por pelar pollos. Entre las víctimas había una niña de 12 años, indican reportes de la Policía estatal.

Estos crímenes provocaron que al menos medio centenar de establecimientos dedicados a la venta de pollo en el mercado Baltazar R. Leyva Mancilla suspendieran sus ventas, y los comerciantes colocaron mandiles en las pollerías, en señal de protesta. La inconformidad ha provocado el desabasto de este alimento entre la población.

                                                         
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