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Cómo el veneno mortal de un caracol marino podría revolucionar tratamientos de diabetes

Estudios sugieren que una toxina hallada en este animal puede llevar a nuevos medicamentos que mejoren la regulación hormonal y de azúcar en la sangre

infobae.com

La toxina de uno de los animales más venenosos del planeta, un caracol marino letal, podría ayudar a los investigadores a descubrir nuevas formas de tratar la diabetes y otros trastornos hormonales, sugiere un estudio reciente.

Una toxina en el veneno del caracol cono geográfico imita a una hormona humana llamada somatostatina, que regula los niveles de azúcar en la sangre y las hormonas en el cuerpo, informaron los investigadores en la edición del 20 de agosto de la revista Nature Communications.

Esta toxina del caracol, llamada consomatina, podría ayudar a los científicos a diseñar mejores medicamentos para las personas con diabetes o trastornos hormonales, argumentan los investigadores.

“Los caracoles cono son realmente buenos químicos”, bromeó el autor principal Ho Yan Yeung, investigador postdoctoral en bioquímica de la Universidad de Utah. La consomatina trabaja con otra toxina similar a la insulina en el veneno del caracol para producir una disminución rápida y sostenida en los niveles de azúcar en la sangre que deja inconsciente a la presa.

“Los animales venenosos, a lo largo de la evolución, han afinado los componentes del veneno para golpear un objetivo particular en la presa y perturbarlo”, explicó la investigadora principal, Helena Safavi, profesora asociada de bioquímica de la Universidad de Utah. “Si se toma un componente individual de la mezcla de veneno y se observa cómo altera la fisiología normal, esa vía suele ser realmente relevante en la enfermedad”.

La National Geographic Society describe al caracol cono geográfico como uno de los más peligrosos del planeta (Wikimedia)

Para los químicos medicinales, “es un poco como un atajo”, dijo Safavi en un comunicado de prensa de la universidad. La somatostatina actúa como un freno para muchos procesos en el cuerpo humano, evitando que los niveles de azúcar en la sangre y otras hormonas aumenten peligrosamente.

En el veneno de caracol, la consomatina tiene un propósito similar, evitando que los niveles de azúcar en la sangre se recuperen en las presas después de que la toxina similar a la insulina las haya reducido, dijeron los investigadores.

Pero mientras que la somatostatina actúa sobre varias proteínas distintas en las células humanas, la consomatina se dirige a una sola proteína, lo que abre la puerta a una focalización más precisa de los niveles de azúcar en la sangre, apuntaron los investigadores.

De hecho, la consomatina parece dirigirse con mayor precisión que los medicamentos sintéticos actuales diseñados para regular los niveles hormonales, como los fármacos que regulan la hormona del crecimiento, anotaron los investigadores. La consomatina también dura mucho más en el cuerpo humano que la somatostatina, porque contiene un aminoácido inusual que hace que sea más difícil de descomponer, encontraron los investigadores.

El caracol cono geográfico es autóctono de los arrecifes del Indo-Pacífico, crece hasta aproximadamente 6 pulgadas de largo y tiene conchas marrones y blancas con patrones intrincados, según la National Geographic Society.

Es probable que la consomatina en sí misma sea demasiado peligrosa para usarla como medicamento por sí sola, dijeron los investigadores, pero su estructura podría proporcionar pistas sobre nuevos medicamentos diseñados para influir en los niveles hormonales humanos.

La consomatina, toxina en el veneno del caracol cono, es estudiada por sus efectos en la regulación de azúcar en sangre

El hecho de que múltiples partes del veneno del caracol se dirijan al azúcar en la sangre indica que otras de sus toxinas también podrían proporcionar información útil sobre el tratamiento de la diabetes, añadieron los investigadores.

“Significa que no solo podría haber insulina y toxinas similares a la somatostatina en el veneno”, dijo Yeung. “Potencialmente, podría haber otras toxinas que también tengan propiedades reguladoras de la glucosa”.

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