Icono del sitio NoticiasPV Nayarit

¿Cómo saber si el pollo está echado a perder?

Sigue estos pasos para asegurarte que este alimento está en buenas condiciones

infobae.com

El pollo es una de las proteínas básicas para el consumo humano. La carne de esta ave tiene múltiples nutrientes que hacen bien al organismo, además es delicioso, versátil y fácil de cocinar. Se puede preparar de muchas maneras: en caldo, asado, a la plancha, rostizado o empanizado, y viene siempre viene bien para la hora de la comida.

Al ser un alimento básico en la dieta de las personas, se compra mucho, y hay que tener mucho cuidado a la hora de cocinarlo pues consumirlo en mal estado puede traer graves consecuencias para la salud, desde una fuerte intoxicación hasta la muerte.

Para determinar si el pollo está echado a perder, es crucial prestar atención a varios indicadores. Estos signos pueden ayudar a evitar el consumo de alimentos en mal estado, reduciendo así el riesgo de intoxicaciones alimentarias:

El pollo se puede preparar de muchas formas (Imagen ilustrativa Infobae)

1. Inspeccionar la fecha de caducidad o de consumo preferente: Antes de comprar o consumir pollo, siempre se debe revisar la fecha de caducidad o de consumo preferente en el empaque. Si la fecha ha pasado, es mejor no consumir el producto.

2. Observar el color: El pollo fresco debe tener un color rosa pálido uniforme. Si se observan zonas de color grisáceo o un tono verdoso, es probable que el pollo esté descompuesto. Del mismo modo, manchas oscuras o cambios en el color pueden indicar que el pollo no es apto para el consumo.

3. Evaluar la textura: El pollo fresco debe sentirse firme al tacto. Si al presionar la carne se nota viscosa o pegajosa, incluso después de lavarla, es un claro indicador de que el pollo no está en buenas condiciones.

4. Oler el producto: El pollo fresco tiene un olor suave o prácticamente inexistente. Cualquier olor ácido, amoniacal o simplemente desagradable es una señal de que el pollo está echado a perder. Confíe siempre en su sentido del olfato; si algo huele mal, es mejor errar en el lado de la precaución y desechar el pollo.

5. Revisar el empaque: Si el pollo está aún en su empaque original, inspeccione si hay hinchazón o fugas. Estos signos pueden indicar la presencia de bacterias que producen gases, lo cual es un claro indicio de descomposición.

6. Prestar atención a la temperatura de almacenamiento: El pollo debe almacenarse en el refrigerador o congelador. En el refrigerador, debe consumirse en 1-2 días; en el congelador puede durar hasta 9 meses. Si el pollo se ha dejado a temperatura ambiente durante más de dos horas, las bacterias pueden proliferar rápidamente, haciendo que el pollo sea inseguro para comer.

7. Considerar la fuente: Compre pollo de fuentes confiables y asegúrese de que ha sido almacenado y manejado correctamente antes de llegar a sus manos. Esto reduce el riesgo de adquirir un producto en mal estado.

(VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM).

Si se detecta alguno de estos signos en el pollo, es recomendable no consumirlo para evitar posibles problemas de salud. La prevención y el manejo adecuado de los alimentos son clave para disfrutar de comidas seguras y saludables. En caso de duda, es mejor descartar el producto; el riesgo de intoxicación alimentaria supera cualquier beneficio de aprovechar al máximo el alimento. La seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad.

¿Por qué no es bueno lavar el pollo?

Lavar el pollo crudo antes de cocinarlo no es recomendable debido a los riesgos de contaminación cruzada. Cuando se lava el pollo bajo el grifo, las salpicaduras de agua pueden dispersar las bacterias patógenas presentes en la superficie del pollo, como la Salmonella y Campylobacter, a las superficies de la cocina, utensilios y otros alimentos, aumentando el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Estas bacterias pueden adherirse a manos, tablas de cortar, fregaderos y textiles de cocina, lo que facilita su propagación.

La cocción adecuada del pollo a una temperatura interna de 74°C garantiza la eliminación de bacterias dañinas sin necesidad de lavarlo previamente. La práctica de lavar el pollo crudo está desaconsejada por organismos de seguridad alimentaria y expertos en salud pública debido a los riesgos sanitarios que implica.

Salir de la versión móvil