*Los científicos ganadores perfeccionaron la técnica con la que pueden observar, por ejemplo, la composición del virus del zika…
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ESTOCOLMO.
Un trío de científicos de Suiza, Alemania y Reino Unido ganó ayer el premio Nobel de Química 2017 por el desarrollo de la criomicroscopia electrónica, una tecnología que permite a los investigadores observar la actividad de biomoléculas tras haberlas congelado.
Los trabajos del suizo Jacques Dubochet, el alemán Joachim Frank y el británico Richard Henderson hacen posible obtener imágenes de proteínas y de otras moléculas luego de congelarlas rápidamente para preservar su forma, lo que provee una poderosa nueva herramienta para la investigación con fines médicos.
“Es como las imágenes que vemos en una película. Cada una de éstas representa un cuadro y pueden ser colocadas una tras de otra como en una película y ver lo que las moléculas hacen”, dijo Peter Brzezinski, miembro del comité del Nobel para la categoría de química.
La criomicroscopia electrónica ayudó a los científicos a completar investigaciones que habían llegado a un punto muerto, al generar imágenes de moléculas de todo tipo, como las proteínas que causan resistencia a los antibióticos o la composición del virus del zika.
La tecnología moderna permite reconstruir la muestra biológica –por ejemplo de un virus o una bacteria– en tres dimensiones. “Una imagen es una llave para la comprensión”, explicó la Academia.
La Real Academia Suecia de Ciencias dijo que el método había llevado a la bioquímica a una nueva era.
Al congelar las biomoléculas en plena acción, los científicos tuvieron acceso a procesos nunca antes vistos, un avance determinante para la comprensión básica de las funciones moleculares y el potencial desarrollo de nuevos medicamentos.
Desde principios del siglo pasado se sabía de la importancia de las biomoléculas, no fue hasta la década de 1950 que se pudieron ver sus estructuras, después de que científicos de la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña, lo lograran al exponer cristales de proteínas a rayos X.
Tres décadas después, otra técnica, la resonancia magnética nuclear, permitió revelar además la forma de moverse e interactuar de las moléculas, pero ambos métodos tenían grandes limitaciones: sólo funcionaban bien para proteínas relativamente pequeñas o requerían que las moléculas formen cristales bien organizados.
De aquí que Henderson, nacido en Escocia, decidió abandonar la cristalografía de rayos X por la única alternativa disponible en 1970, la microscopía electrónica; y así, a mitad de esa década, fue capaz de producir un modelo tridimensional de la estructura de la bacteriorodopsina, una proteína transmembrana de color púrpura.
Era la mejor imagen nunca antes generada con el microscopio electrónico, pero Henderson tuvo que esperar 15 años más para, gracias a los avances técnicos y las mejoras de su modelo, presentar imágenes tridimensionales de una proteína con resolución a nivel de átomos, lo que mostró el potencial de la tecnología.
Hasta entonces, la criomicroscopia electrónica sólo era considerada apropiada para tomar imágenes de moléculas muertas, ya que el rayo electrónico destruía el material biológico.
La técnica fue perfeccionada más tarde por el alemán Joachim Frank, mientras que el suizo Dubochet utilizó una forma de refrigeración acelerada del agua para preservar la forma natural de las biomoléculas.
Frank dijo que la criomicroscopia electrónica será de gran ayuda en la investigación médica, que se enfoca cada vez más en los procesos al interior de las células para el desarrollo de terapias, pero que esto tomaría tiempo en concretarse.
HAY 318 CANDIDATOS EN LA TERNA
En un momento en que la crisis norcoreana adquiere tintes de Guerra Fría, el Premio Nobel de la Paz podría recompensar este año los esfuerzos contra la proliferación de las armas atómicas.
El premio de la Paz, quizás el más famoso de los Nobel, se otorgará mañana, pero el ejercicio de pronosticar al ganador siempre resulta complicado ya que lo único que se conoce es el número de candidatos, que es de 318 este año.
“El Comité del Nobel daría la campanada si le concediera el premio al acuerdo sobre el programa nuclear iraní”, opina Asle Sveen, historiador del premio Nobel, que coloca entre los favoritos al exsecretario de Estado estadunidense John Kerry y a los jefes de la diplomacia iraní, Mohamed Javad Zarif, y europea, Federica Mogherini.
Entre los demás favoritos están la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, con o sin su Alto Comisionado, el italiano Filippo Grandi.
Los “Cascos Blancos” sirios y el papa Francisco también podrían estar entre los candidatos.
Se mencionan, asimismo, la Unión Estadunidense para las Libertades Civiles (ACLU), el bloguero saudita encarcelado Raif Badawi o voces independientes en Rusia (Svetlana Gannushkina y el diario Novaya Gazeta) y en Turquía (el periódico Cumhuriyet y su exdirector Can Dundar, que está en el exilio).
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