Icono del sitio NoticiasPV Nayarit

Corrupción, precariedad y segmentación: el ‘pronóstico reservado’ del sistema público de salud en México

El Gobierno de la nación latinoamericana busca solventar un sistema con profundas limitaciones que impiden responder a las necesidades de salud de la población, particularmente la que no tiene seguridad social.

actualidad.rt.com

Las profundas limitaciones del sistema de salud mexicano, afectado por la falta de recursos, denuncias de corrupción, pesadas jornadas de trabajo para el personal médico y salarios de 3 dólares la hora, impiden responder de manera adecuada a las necesidades de la población, especialmente para los 20 millones de mexicanos que no poseen un seguro médico.

Aunque el sistema de salud siempre ha estado en déficit, la reciente escasez de medicinas para niños con cáncer y el anuncio del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de crear una universidad para formar a doctores y enfermeras, han devuelto la mirada a la gestión dentro del sector.

El secretario de Salud, Jorge Alcocer, atribuye la creciente irritación social en el sector salud al mal manejo de recursos humanos, materiales y la corrupción en compra de medicamentos, insumos, equipo y obras.

Un hospital público en el balneario mexicano de Playa del Carmen, en el estado de Quintana Roo. / Rebecca Blackwell / AP

La crisis también tuvo otro punto alto con la renuncia del director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), German Martínez Cázares, el 21 de mayo pasado, tras denunciar los bajos niveles de inversión en la institución y el posible riesgo de colapso.

Pero, ¿cómo se llegó a estas dificultades?

El sueño de la seguridad social para todos

En México, los esquemas de salud pública están a cargo del IMSS, creado en 1943, como una prestación  para la población asalariada; del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que en 1959 nació con la misma lógica pero solo para los trabajadores del Gobierno; el Seguro Popular, creado en 2003; y los denominados servicios para población abierta (no asegurados), atendidos por la Secretaría de Salud.

“Se diseñó un sistema fragmentado, segmentado por poblaciones, bajo un supuesto que implicaba que en algún momento la totalidad de la población iba a contar con trabajo asalariado con prestaciones. Lo que ocurrió fue que la economía no creció en esa lógica“, explica Juan Pablo Gutiérrez Reyes, profesor del Centro de Investigación en Políticas, Población y Salud de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De esta forma, los esquemas de atención en la salud pública han resultado históricamente insuficientes, debido al crecimiento poblacional y las diferentes crisis económicas que ha padecido el país, que han derivado servicios subfinanciados con retos estructurales importantes.

Sin transparencia

El fracaso del modelo de cobertura universal en la salud ha sido conferido por el secretario Alcocer a las pasadas administraciones. “Los métodos poco transparentes de contratación del personal de salud han generado una situación caótica y conflictiva en los sistemas estatales de salud”, dijo el funcionario durante su comparecencia en el Senado mexicano, el pasado 30 de septiembre.

La opacidad es un punto que también hace notar el experto de la UNAM, particularmente por el proceso de descentralización, que implicó “pasarle el manejo de los recursos a los estados”, sin que hubiese control federal sobre qué se estaba gastando.

En diciembre de 2018, López Obrador anunció que su Gobierno buscaría que los gobiernos estatales entregaran, mediante un acuerdo, la administración de todos los hospitales públicos al Gobierno federal, con el fin de lograr mayor integración en los servicios de salud.

Otra de las medidas que busca implementar la actual Administración es el trato directo entre proveedores de servicios médicos con las autoridades sanitarias, a fin de combatir la corrupción en asignaciones y licitaciones.

Irma Martínez, una médico que ha trabajado durante 18 años en el ISSSTE y que estuvo al frente de la coordinación nacional de derechohabientes por 4 años, denuncia que los proveedores llegaban a ofrecer el 10 % del monto de la licitación a la persona que tomaba la última decisión.

“En el tiempo que estuve en la coordinación hubo unas autoridades muy corruptas, se robaban muchísimo dinero, en las licitaciones le daban un 10 % de la cantidad que se le iba a otorgar a alguna de las especialidades. Sigue siendo lo mismo, pero ahora lo que se está buscando es que la decisión de la asignación no dependa de una sola persona“, narra.

Sin dinero suficiente

México aparece en el último sitio de las inversiones que cada país miembro de la OCDE realiza en el área de salud. Mientras que el promedio de recursos destinados a este sector es de 9,8 % del PIB, en la nación latinoamericana se emplea apenas 5,8 %.

“Tenemos un sistema subfinanciado, la proporción del PIB que gasta el Gobierno en salud es casi el mismo monto que la gente gasta en salud con recursos de su bolsillo. La inversión pública debería de ser probablemente del doble para atender un sistema con un financiamiento adecuado”, remarca Gutiérrez Reyes.

Ante la cámara alta, el secretario de Salud precisó que hay un aumento del 3,5 % en el presupuesto para el año 2020, es decir, 128.616 millones de pesos (6.493 millones de dólares) que serán destinados principalmente para materiales y suministros.

La falta de insumos esenciales es una queja frecuente entre los trabajadores, sobre todo hacia los últimos meses del año.

Sin especialistas

“No tenemos los médicos suficientes en el país, ni especialistas. Necesitamos con urgencia formar médicos y especialistas”, dijo López Obrador el pasado 8 de agosto, al anunciar la creación de una universidad nacional con base en Ciudad de México, destinada a la formación de médicos y enfermeras.

En México hay 237.963 médicos registrados, de los cuales 123.000 son generales y el resto tiene alguna especialidad.

El estudio ‘Diagnóstico del derecho a la salud‘, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), muestra que la media nacional de médicos especialistas es de uno para cada 1.408 mexicanos, y que cada año se jubilan 2.000 galenos.

Para Gutiérrez Reyes, más que un déficit de médicos, se trata de un problema de ajuste en términos de formación en especialidades que respondan a las necesidades del país. “Seguimos formando un exceso de pediatras y ginecólogos, y hay muy pocos gerontólogos, por ejemplo”.

Datos de la Secretaría de Salud arrojan que en México hay alrededor de 85.000 especialistas con al menos una subespecialidad, registrándose un déficit de 68.000 en oncología, geriatría, nefrología y endocrinología.

Malos salarios y poco personal

En el sector salud siempre va a haber carencia de médicos, dice Martínez, quien se queja de las precarias condiciones de contratación. “No hay plazas y nos contratan en el rubro de ‘guardias y suplencias’, con un sueldo de 60 pesos (3 dólares) por hora, sin ninguna prestación. La mayoría tenemos que trabajar en dos o hasta en tres sitios para librar nuestros gastos y por eso muchos médicos prefieren trabajar en el sector privado o en farmacias que ofrecen el servicio de consulta médica”, cuenta.

Los médicos del ISSSTE, explica, son contratados por seis meses bajo el concepto de ‘guardias y suplencias’, con un límite de 100 horas de trabajo al mes. Después de ese plazo, les cesan por 15 días y luego les dan un nuevo contrato por el mismo período.

El objetivo de cesarlos es evitar que los médicos cumplan seis meses y un día en el cargo, pues, según la ley, cuando eso ocurre, los trabajadores tienen derecho a un contrato permanente.

En enfermería, la historia es la misma. “Nosotros lo notamos en que a veces nos dan hasta seis niños para atender, cuando lo ideal serían tres. Últimamente se ha hecho más pesado porque se jubilaron 10 enfermeras y para que las repongan pasan más de tres meses”, relata la enfermera del Instituto Nacional de Pediatría.

En ese centro de alta especialidad ya no hay citas disponibles para este año y será a partir del 15 de diciembre que los pacientes pueden solicitar sus consultas para ser atendidos en 2020.

En contraste, la consulta médica en una clínica de primer nivel (el de prevención) es de 15 minutos. “Te dan 25 expedientes, te dicen que hay que dar una atención de calidad y calidez, y eso es imposible en 15 minutos, porque hay que explorar al paciente, hacer notas, darle la receta, y si rebasa el tiempo, la autoridad te lo hace notar”, destaca la médico.

El 23 de septiembre pasado, López Obrador informó que presentaría el plan del Gobierno federal para la contratación de enfermeros, médicos y especialistas, que incluirá un tabulador con pagos mayores a quienes laboren en zonas alejadas de las capitales de los estados, con el propósito de estimularlos a brindar el servicio en lugares remotos.

La enfermera del Instituto Nacional de Pediatría confía en que se le dé cumplimiento al plan. “Rogarle al presidente que le eche más ganas al sector salud, porque sí estamos muy mal, la gente viene de muy lejos porque en sus comunidades no hay médicos y llegan a veces muy mal de dinero y con su paciente ya en muy malas condiciones”.

Sobre el anuncio, Gutiérrez Reyes espera que adelante un plan de  contratación enfocado en fortalecer la capacidad estructural del primer nivel de atención en el país,  para “que las personas, antes de llegar a un hospital, hayan pasado por un nivel en el cual les hayan identificado condiciones, riesgos”, concluye.

Salir de la versión móvil