La primera dama de Francia enfrentará a la justicia tras insultar a un grupo de mujeres que protestaban contra el comediante Ary Abittan, acusado de violación. El polémico incidente ocurrió cuando la esposa de Emmanuel Macron se burló de la manifestación, provocando una denuncia formal por su comportamiento ante las activistas.
Un grupo de asociaciones francesas anunció que ha interpuesto una querella contra la primera dama del país, Brigitte Macron, por los insultos que profirió contra un grupo de manifestantes feministas que protestaban contra un humorista con una demanda de violación archivada.
La denuncia se presentó en nombre de “343 mujeres y asociaciones que se declaran colectiva e individualmente afectadas por estas declaraciones”, según informó una de las agrupaciones querellantes, Les Tricoteuses Hystériques (Las Tejedoras Histéricas), que nació precisamente a raíz de los insultos de uno de los abogados defensores en el proceso de violencia sexual a Gisèle Pelicot.
La falta de la que acusan a la esposa del presidente francés es de injurias públicas, por haber tachado de “malditas idiotas” (en francés, “sales connes”) a las integrantes del colectivo feminista #NousToutes.
Ese grupo interrumpió un espectáculo del humorista Ary Abittan, quien enfrentó una acusación de violación en 2021.
“Si salen unas malditas idiotas, las vamos a echar a patadas”, se escucha decir a Brigitte Macron, hablando entre bastidores con Abittan sin saber que eran filmados, en un vídeo publicado la semana pasada por la web de información del corazón Public.
Los comentarios valieron a la primera dama francesa una oleada de críticas y en las redes muchas mujeres utilizaron la expresión “sales connes” para reivindicar sus posturas feministas.
Brigitte Macron había evitado pronunciarse sobre esta polémica hasta la noche del lunes, cuando en declaraciones al medio Brut aseguró que lamentaba si hubo víctimas de violencia machista que se sintieron heridas por sus palabras.
“Lamento si he herido a las mujeres víctimas”, afirmó la primera dama, pero rechazó desdecirse de los insultos, que ella atribuyó a una reacción natural de la esfera privada, separada de su rol de esposa del jefe del Estado.







