Ella no había convivido con ninguno de sus agresores, pero cuando ese diciembre de 2016 se retiraba de la fiesta con su amiga, Lozano y Castañeda las invitaron a sentarse en su mesa y les ofrecieron unos “shots”. Acto seguido ella perdió el conocimiento.
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- “Hoy, hace cinco años, Javier Lozano (Ponzanelli) y Gabriel Castañeda (Gómez-Mont) me violaron”, con estas dolorosas palabras la abogada Amarande Riojas Orozco dio a conocer su caso en un video que difundió en una de sus redes sociales.
El 16 de diciembre de 2016, los abogados Javier Lozano Ponzanelli, hijo del exsenador Javier Lozano Alarcón, y su amigo Gabriel Castañeda Gómez-Mont presuntamente la drogaron en una fiesta de los 30 años del despacho Nassar & Nassar y abogados, y cuando estaba inconsciente la violaron.
“Cuando ya nos vamos a ir, nos abordan Gabriel y Javier, nos invitan un shot, nos tomamos el shot, nos invitan a que nos sentemos en su mesa, accedemos, ya incómodas, pues ya queremos irnos, y, aparte, estos de la nada nos hablaron, nunca habían sido nuestros amigos y hasta se nos hacía rara esta situación. Nos sentamos, nos mandaron otro shot, comenzamos a tomar, a los 20 minutos yo estaba inconsciente”, recuerda.
La joven litigante cuenta en entrevista que hace seis meses decidió denunciar a sus atacantes porque se enteró por una de sus amigas que Castañeda Gómez-Mont se estaba haciendo pasar “por aliado” y defendía a una mujer en un caso de una agresión sexual.
“Yo sentía que por culpa de no haber denunciado había dejado que un abogado violador se hiciera pasar por un aliado y representara a muchísimas víctimas de lo mismo que él ya le había hecho a otra persona, u a otras personas, no lo sé, pero sí a mí”, dice Amarande.
Para llegar a la denuncia tuvo que pasar por un largo proceso, con ayuda de terapia, dice, pero primero tenía que aceptar lo que le había ocurrido.
“Yo me sentía fatal con todas las mujeres que llegaban conmigo y me pedían ayuda en sus casos. No me sentía bien para poderlas representar porque yo no había podido ser justa conmigo misma y no me había podido defender porque no estaba lista”, comenta.
Sin embargo, una vez que decidió acudir a las autoridades para denunciar el delito del que fue víctima se encontró con la revictimización del Ministerio Público y la filtración de sus datos personales y carpeta de investigación a los imputados, cuando ella había pedido que su identidad fuera resguardada.
Una persona le llamó para decirle que el despacho Nassar & Nassar, Javier Lozano hijo y Gabriel Castañeda ya sabían de su denuncia, de su carpeta de investigación e incluso de un dato que ella todavía no conocía: que el peritaje que le realizó la fiscalía salió favorable, es decir, que se encontró constancia de que efectivamente hubo una afectación.
En ese momento hizo público su caso con un video en el que explica que tomó la decisión para salvaguardar su vida y su seguridad. En la entrevista añade que sobre todo busca que se haga justicia y que no desaparezca su carpeta de investigación.
“Ni mi dictamen que salió favorable, ni los datos de prueba que estoy aportando a la fiscalía, para que vinculen a proceso a estas personas y las pongan frente a una autoridad judicial. Pero antes de eso que dejen de filtrar mi información a mis agresores”.
Amarande dice que al principio sintió miedo de que supieran que había denunciado, pero señala que no la intimidan sus supuestas influencias políticas y espera que su proceso se siga conforme a derecho.
“A mí no me importa quiénes sean, nunca conviví con ellos, ni me importa si son hijos de quién sean. Sí me dio miedo, al principio, pero denuncié porque era hora de que se hiciera justicia”, manifiesta.
Amarande trabajó un breve tiempo en el despacho Nasar & Nassar, donde conoció a Lozano y Castañeda, eran sus compañeros.
Ella no había convivido con ninguno de sus agresores, pero cuando ese diciembre de 2016 se retiraba de la fiesta con su amiga, Lozano y Castañeda las invitaron a sentarse en su mesa, cuenta, y les ofrecieron unos “shots”. Acto seguido ella perdió el conocimiento.
Recuerda que tuvo que forcejear y la golpearon. Dice que la dejaron inconsciente y al otro día se dio cuenta de que además de haber sido violada y golpeada, le apagaron un cigarro en el cuerpo.
Amarande dice que hoy puede decirle a otras mujeres que nunca es tarde para denunciar, aunque cada una tiene que vivir sus propios procesos y sus tiempos.
“La verdad siempre tiene que salir a la luz. Entre más denunciemos, entre más tengamos fortaleza para no quedarnos calladas, pase lo que pase, van a mejorar las cosas en nuestro país. En mi caso en particular estoy en plazo, en el tipo de violación, no ha prescrito mi delito. Pero quiero decirles que denuncien. Sáquenlo, sáquenlo de sus entrañas, no lo tengan ahí, no les tiene que hacer daño, porque ustedes son las que sufrieron el daño, se les tiene que hacer justicia”, opina.