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En México, el 20 por ciento más rico de los hogares gana 10 veces más que el 20 por ciento más pobre. La desigualdad en México duplica la proporción en otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El problema no ha disminuido significativamente desde 2004, a diferencia de lo que sucedió en varios países latinoamericanos, sostiene un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Hasta ahora, entre las medidas que sí parecen dar resultados destaca que la mitad de la reducción total de la pobreza y una baja de 16 por ciento en la brecha de desigualdad en México son efecto de transferencias monetarias directas del gobierno y todavía hay margen
para mejorar la focalización de los programas sociales existentes”, destaca el estudio.
Con una nueva política social, la erradicación del programa Prospera y la ampliación de la pensión para adultos mayores se puede insistir en becas de estudio y transferencias médicas no monetarias, ya que el monto promedio de los recursos que implican estos programas es mayor para los hogares de menos recursos que lo que reciben por trabajo.
El núcleo de la desigualdad se concentra en la disparidad de ingresos laborales por lo que una focalización adecuada es fundamental para maximizar el impacto de las transferencias sociales para reducirla
. Y es que México sobresale en el comparativo sobre desigualdad. Se ubica al doble que el promedio de países de la OCDE y en América Latina sólo le rebasa Brasil.
Por medio de la evaluación de cinco programas: Prospera, Pensión para Adultos Mayores (PAM), Proagro, subvención al agro; becas y servicios médicos gratuitos, el FMI dio cuenta que éstos concentraron la mitad del presupuesto total de los programas de desarrollo social, con un costo de entre 2 y 2.25 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Según el estudio del FMI, Prospera y el PAM fueron los programas más eficaces para reducir la pobreza y la desigualdad, porque estaban dirigidos a hogares en el nivel inferior de la distribución del ingreso. Implicaron la mitad de las transferencias totales del gobierno en un hogar promedio, pero redujeron en más de dos tercios la brecha del ingreso mediante transferencias públicas.
Ante la cancelación de Prospera como uno de los programas eficientes según resultados, el documento del FMI advierte sobre la necesidad de dar seguimiento a los efectos de la nueva política social.