jornada.com.mx
El castigo corporal hacia niños, niñas y adolescentes (NNA) prevalece, señaló Esmeralda Reyes, integrante de World Vision México, quien expuso a La Jornada que este tipo de violencia está “normalizada” y ante esto se debe trabajar en “la disciplina positiva y el tema de la ternura”.
“Muchas veces es la nalgada, el coscorrón o el jalón de cabello, y pareciera ser que con esto no pasa nada, pero deja huella. A eso le llamamos las experiencias adversas de la niñez. En la media en que tengamos más experiencias adversas podemos reflejar algunas actitudes violentas hacia afuera. Aprendemos que porque te quiero, te pego, y que los golpes son por tu bien. Uno se queda con esa idea de que por amor, te golpeo, te restrinjo, no te dejo salir, eso incluso sucede en las parejas.”
Reyes, quien es directora de fe y desarrollo de World Vision México expuso que “tampoco quitar dispositivos electrónicos, restringir privilegios o el juego, porque el juego un derecho, sería la forma de disciplinar. En la crianza con ternura y respetuosa tiene que haber diálogo, y se pueden poner límites si se establecen reglas, pero para todos los integrantes de la familias, incluidos ambos padres”.
La Organización Mundial de la Salud refiere que los castigos físicos están muy extendidos a nivel global, tanto en el hogar como en la escuela. Alrededor de “60 por ciento de los niños de 2 a 14 años sufren castigos corporales a manos de sus padres u otros cuidadores”. En algunos países, casi todos los alumnos han recibido este tipo de disciplina por parte de docentes.
El Unicef destaca que el castigo físico y los tratos humillantes “no educan” a los NNA.
“Muchas personas responsables del cuidado de niñas, niños y adolescentes, como mamás, papás, docentes y personal de las instituciones continúan normalizando el uso del castigo físico y tratos humillantes para educar, sin embargo, usar de cualquier forma de violencia en su contra es injustificable y vulnera los derechos humanos de la niñez y adolescencia. Además, afecta su vida en los ámbitos físico, emocional, cognitivo y social”.
Cuando los NNA son castigados físicamente “experimentan tristeza, miedo, enojo, impotencia, culpa, confusión, y pueden sentirse lastimados o no queridos. Pueden además repetir las conductas indeseadas -justo las que madres y padres quieren prevenir-, ser más agresivos, y su salud mental y su estado emocional se afectan”.
En cambio, la crianza positiva y el buen trato generan apego seguro, empatía, habilidades, conocimientos y comportamientos sociales altruistas en los NNA; además les permiten manejar mejor los deseos y frustraciones, desempeñarse socialmente y desarrollar una identidad individual y social”, advierte el organismo de la ONU.
La Convención de los Derechos del Niño, la Constitución Mexicana y las reformas de 2021 a la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes reafirma que toda forma de violencia contra las infancias y adolescencias es injustificable, por lo que está prohibido el castigo corporal y humillante como método correctivo.