Si una llamarada tan poderosa bombardeara nuestro planeta en este momento, podría dañar seriamente nuestras redes de comunicaciones y de energía.
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En la última década, los astrónomos han aprendido que incluso las grandes llamaradas solares son en realidad pequeñas en comparación con algunas de las que se ven alrededor de las estrellas distantes. Ahora es común detectar en las estrellas que se encuentran a cientos de años luz de distancia, las súper llamaradas, que son hasta miles de veces más poderosas que las registradas en la Tierra en la era moderna.
Estas súper llamaradas se observan principalmente en estrellas jóvenes y activas. Pero una nueva investigación, presentada el lunes en la Reunión de la Sociedad Astronómica Americana en San Luis, muestra que incluso nuestro sol (estrella de mediana edad y relativamente dócil) podría ser capaz de lanzar algunas llamaradas asombrosamente poderosas en nuestra dirección, aunque solo una vez cada 1.000 o 2.000 años.
“Las estrellas jóvenes tienen súper llamaradas una vez por semana”, explicó Yuta Notsu, de la Universidad de Colorado en Boulder (EE.UU.), autor principal del estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal. “Para el sol, es una vez cada pocos miles de años en promedio”.
Notsu y sus colegas utilizaron los datos del Telescopio Espacial Kepler para buscar evidencias de súper llamaradas en otras estrellas como nuestro sol. “Los resultados de Kepler sugieren que las estrellas similares a un sol que giran lentamente también pueden tener súper llamaradas“, indicó el investigador.
“Nuestro estudio muestra que las súper llamaradas son eventos raros”, señaló el científico. “Pero hay alguna posibilidad de que podamos experimentar un evento de este tipo en los próximos 100 años“, agregó.
¿Qué efecto tendría?
Quizás lo más cercano a una súper llamarada experimentado en la Tierra fue el Evento Carrington, que tuvo lugar en 1859, que causó una aurora boreal en el sur de Hawái y destruyó la infraestructura telegráfica. Notsu afirmó que el tipo de súper llamarada que su equipo describe sería al menos 100 veces más poderosa.
Si una llamarada tan poderosa bombardeara la Tierra en este momento, podría dañar seriamente nuestras redes de comunicaciones y de energía, comenzando con los satélites en órbita, hasta los sistemas eléctricos en la superficie del planeta.