Obsequió un restaurante al comandante de la policía, Fausto Soto
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Jesús “Chuy” Labra Avilés, “El último Caballero del Narco”, fue un capo que llevó la contraria a la máxima de los narcotraficantes de actuar con violencia. Intentó operar sin agresiones contra los cárteles rivales y las propias autoridades, debido a que no le gustaba la violencia.
Jesús Labra Avilés era conocido como un hombre respetado, honrado y tranquilo por su influencia en la vida económica y social en Tijuana, situación que aprovecha el crimen organizado para ganarse la confianza del pueblo ante la nula intervención gubernamental para atender servicios básicos, como coinciden expertos en el tema del narco.
El “Chuy” Labra Avilés era un narco que para lavar su dinero ilícito compraba propiedades, entre ellas hoteles y restaurantes, siendo el llamado Boca del Río un obsequio que le dio al comandante de la policía, Fausto Soto Miller, según consta en el libro “Historia de Narcotráfico en México” de Guillermo Valdés.