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Morelia, Mich.
Las calles del fraccionamiento Galaxia, en el municipio de Tarímbaro, lucen semidesiertas al mediodía y no es a consecuencia del intenso calor, sino porque la mayoría de las casas del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), de apenas 42 metros cuadrados, están abandonadas debido al incremento desproporcionado de la hipoteca vía intereses indiscriminados, la falta de servicios públicos, la inseguridad y la distancia que les separa de la capital del estado.
Esta escena desoladora de casas abandonadas del Infonavit se repite a lo largo y ancho del país, y David Penchyna Grub, director general del instituto, asegura que existen 100 mil casas en esa situación.
Dicha cifra es desmentida por Cresencio Morales Ávila, líder nacional de El Barzón Popular, quien lleva la defensa de cientos de trabajadores que siguen pagando su crédito a pesar de haberse visto obligados a abandonar sus casas.
No son 100 mil, son más de 250 mil viviendas del Infonavit abandonadas, porque no es viable habitarlas. Los trabajadores ya no pueden vivir en casas o departamentos del Infonavit que son construidos con materiales de baja calidad, en zonas sin servicios públicos, sin escuelas, sin transporte y en donde opera el crimen organizado.
Recorrer colonias y fraccionamientos de casas abandonadas del Infonavit es ir descubriendo los grandes intereses de los llamados desarrolladores, empresarios dedicados a la construcción de viviendas, a quienes se les permite construir minicasitas, con materiales de ínfima calidad y en lugares alejados donde en ocasiones no hay ni siquiera agua potable.
El éxodo de vecinos que deciden abandonar sus casas se produce además por la inseguridad, pues no hay policía que vigile estas zonas. También porque los trabajadores se quedan en la indefensión al adquirir un crédito hipotecario con el Infonavit de apenas 300 mil pesos, que aumentará paulatinamente hasta llegar a los dos millones, a pagar en más de 30 años.
El esquema tradicional de la existencia del Infonavit está agotado, porque el derecho constitucional a la vivienda está siendo violentado, dice Morales Ávila.
El Infonavit ha perdido su razón de ser, debe desaparecer o ser reformado. Si se compara el crédito hipotecario de un banco cualquiera, con el otorgado por el Infonavit, resulta que por lo menos se va al doble. Ese préstamo es infinitamente mayor que el que ofrece una institución bancario. Eso es criminal.
Remates oscuros
¿Qué hace el Infonavit con las miles de casas abandonadas? Una buena parte de las mismas siguen siendo pagadas por los trabajadores, a pesar de haberlas abandonado, ya que el crédito no puede ser cancelado o transferido, y se les siguen descontando los pagos mensuales vía nómina.
El año pasado el instituto obtuvo más de 2 mil 200 millones de pesos por las viviendas abandonadas, a través de remates, subastas y macrosubastas, ofrecidos a empresas privadas.
En total fueron 46 procesos, de los cuales 42 fueron subastas y cuatro macrosubastas. Y este año pretende colocar más de 40 mil viviendas, en buena parte por subasta vía Internet.
El problema, dice el líder nacional de El Barzón Popular, es que el Infonavit se niega a ofrecer en remate las casas a los trabajadores. “¿Cómo es posible que se venda como una institución gubernamental sujeta a una política pública, pero al final remata las viviendas a empresas particulares?
El sistema está haciendo crisis; el control lo tiene la mafia organizada y el Infonavit está vendiendo viviendas a menos de 30 por ciento de su valor a funcionarios de este gobierno, a empresas particulares, a gente que no es viviendera (sic) y que es muy probable que estén lavando su dinero mediante este tipo de operaciones.
El posible lavado de dinero procedente de actividades ilícitas puede apreciarse después de que las miles de viviendas son adquiridas en remate por escasos 40 mil pesos, pero siguen abandonadas durante años.
Recordó que durante el gobierno del panista Vicente Fox el Infonavit remató 100 mil viviendas: “Las dieron a 15 mil pesos, regaladas, a empresas particulares inmobiliarias y luego éstas las vendieron mil veces más caras. Es absurdo. Aunque muchos de esos inmuebles comprados por dichas empresas siguen abandonados, lo cual demuestra el lavado de dinero.
¿Quién tiene la capacidad de comprar 100 mil viviendas de manera soterrada? Los hermanos Bribiesca, hijos de Marta Sahagún, por ejemplo, compraron más de 500 mil viviendas en el país a precios de risa. Se las vendieron como a 3 mil pesos, e incluso pagaron apenas unos centavos por las mismas.
Lamentablemente, dice, el Infonavit no ofrece a los trabajadores la oportunidad de comprar su propia casa que ya ha estado pagando durante años a un precio de remate de 40 mil pesos.
¿Cómo es posible que no puedan dar en un precio razonable una vivienda del Infonavit a gente que no tiene la posibilidad de pagar esos créditos inviables? Hoy los intereses por esas casas de Infonavit sobrepasan con creces a los de un crédito bancario.
Créditos impagables
Generalmente el trabajador se ve entre la espada y la pared: Por una parte, abandonar una vivienda que está ubicada lejos de su trabajo y donde no hay todos los servicios públicos ni seguridad, sabiendo que el crédito seguirá siendo descontado de su salario.
Los créditos del Infonavit son impagables y aparte los trabajadores no pueden cerrar ese crédito y abandonan la vivienda, porque las casas están mal construidas, están ubicadas en lugares alejados y los trabajadores tienen que viajar dos o tres horas para llegar. Actualmente vivir en una colonia del Infonavit es inviable, insiste Morales Ávila.
Este problema es recurrente, dice, y se repite en entidades donde hay ciudades dormitorio, como el estado de México, Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán, Jalisco, Zacatecas, Veracruz y Sinaloa.
“Las ciudades dormitorio, donde la gente hace hasta tres horas para trasladarse al trabajo, no están funcionando, y eso hace imposible que sigan viviendo en esas casas. En los lugares donde son construidas las casas del Infonavit hace falta agua potable, servicios públicos, transporte y mantenimiento; además, el régimen de propiedad en condominio no funciona”.
Por tanto, afirma que estos inmuebles no reúnen las características mínimas exigidas para la vivienda por organismos internacionales, como la Organización de Naciones Unidas.
El responsable de esta crisis sistémica es el gobierno federal. Es obvio que con los minisalarios a los trabajadores no les alcanza para pagar los altos interes que cobra el Infonavit. O comen o pagan transporte para ir a trabajar o pagan la vivienda. Y la gente ha decidido comer y sobrevivir.
Otro elemento que el Infonavit no ha tomado en cuenta a la hora de rematar las casas es la depreciación del valor a consecuencia del abandono: Al estar abandonadas, la delincuencia roba tuberías de cobre para el suministro de agua, tazas de baño, puertas e incluso hasta paredes, dice.
Un nuevo esquema
El problema de la vivienda en México se extiende más allá de las minicasas de interés social, construidas con materiales de baja calidad en lugares alejados. Hay trabajadores que no tienen ni siquiera esa posibilidad.
Hoy el rezago es de millones de mexicanos por no tener un trabajo donde coticen al Seguro Social. Urge constituir uno o varios fideicomisos donde la gente que no tiene acceso al Infonavit, porque carece de un trabajo estable pues labora en la informalidad, pueda acceder a una vivienda; es un derecho constitucional, reitera el líder nacional de El Barzón Popular.
En este momento, señala, el Infonavit recurre a un esquema de refinanciamiento mayor del valor de la vivienda, que no está funcionando: Si alguien tiene dos millones y medio de pesos no se compra un departamento del Infonavit de 50 metros cuadrados; lo que haría sería comprar una casa de interés medio con un banco, que ofrece mejores condiciones o el mismo precio.
Concluye: David Penchyna lo único que hace es engañar a la gente presentando una propuesta inviable de vivienda, que representa un total fracaso en política pública.