*Enrique Galindo Fentanes, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México…
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Enrique Galindo Fentanes, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destaca que la mayor parte del conocimiento que se genera en universidades, institutos y centros de investigación de nuestro país no se patenta, por lo que considera necesario promover que se registren los desarrollos tecnológicos con potencial de ser comercializados, ya que es una forma de que las instituciones de investigación obtengan financiamiento.
La patente es un derecho exclusivo que tiene su titular en los países en los que está registrado el desarrollo tecnológico para decidir quién utiliza el invento. A cambio del uso de la patente que haga alguna empresa, ésta le hace pagos frontales y regalías al titular.
Galindo Fentanes explica en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias que en el caso de las patentes que se generan en la UNAM, el investigador tiene derecho a ser autor intelectual del invento, y que si la tecnología se transfiere, se vende o se licencia, puede recibir hasta 50 por ciento de los ingresos de forma legal; la otra mitad es para la institución.
“La entidad de la UNAM que más patentes registradas tiene es el IBt. De las 207 solicitudes que se presentaron hasta 2016, se otorgaron 88 –de la cuales seis se obtuvieron el año pasado– esto indica que, de forma global, 42.5 por ciento de las patentes solicitadas por los investigadores han quedado registradas”, informa el secretario de Vinculación del IBt.
Resultados tangibles
De las seis patentes que obtuvieron 12 investigadores del IBt en 2016, cuatro fueron otorgadas en México, una en Canadá y otra en Brasil; cuatro ya han sido licenciadas a empresas y tres de ellas son derivadas del estudio de los venenos de alacranes.
El IBt se fundó en 1982 –como Centro de Investigación en Ingeniería Genética y Biotecnología (Ceningeb)i– y en 1987 se creó la Secretaría Técnica de Gestión y Transferencia de Tecnología –adscrita a la Secretaría de Vinculación desde 2014– que se ha encargado de apoyar y propiciar la protección por patente de los desarrollos tecnológicos generados en el instituto.
Al IBt están adscritos cerca de 110 investigadores y 90 técnicos académicos; en toda la historia de este centro de investigación se han generado 2 mil 600 artículos, y tan sólo el año pasado se publicaron 166 en revistas internacionales. De acuerdo con los datos registrados en los informes institucionales del antes Ceingebi, se puede calcular que por cada patente registrada se publican entre 20 y 30 artículos científicos.
Sin embargo, el doctor en biotecnología comenta que aun cuando el IBt es el instituto de la UNAM que más patenta, lo hace por debajo de lo que se tendría que hacer: “menos de 3 por ciento de todas las patentes que son solicitadas en nuestro país son de mexicanos – 97 por ciento de las patentes que se otorgan en México son de extranjeros–; la UNAM está dentro de este porcentaje”.
Conocimiento con potencial
Tanto en la UNAM como en el IBt se desarrolla conocimiento con potencial para ser patentado, y una forma de impulsarlo es, para Enrique Galindo, que estudiantes, investigadores y académicos tengan una idea clara de qué es una patente, para qué sirve y cómo puede ser utilizada, por la que en el instituto se imparten cursos cortos y pláticas que responden a dicho fin.
Del 25 al 30 de junio, en Puerto Vallarta, Jalisco, se realizó el Congreso Nacional de Biotecnología y Bioingeniería, el cual tuvo una sección dedicada a la propiedad intelectual, transferencia de tecnología y emprendimiento. Quisimos compartir nuestra experiencia con biotecnólogos mexicanos, así como aprovechar la asistencia a este acto de empresas que pueden identificar patentes para licenciarlas o hacer la transferencia de alguna tecnología.
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