El nuevo libro de Ricardo Ravelo y José Luis Montenegro revela, a partir de audios inéditos y testimonios, qué pasó el 25 de julio de 2024
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La 4ta transformación del crimen organizado, el libro más reciente de los periodistas Ricardo Ravelo y José Luis Montenegro, ofrece un panorama desconocido sobre la entrega del líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, y el reacomodo violento del crimen organizado y el poder político en México.
A través de audios inéditos y testimonios directos de un familiar de la familia Guzmán, los autores reconstruyen el operativo realizado el 25 de julio de 2024 en Culiacán y revelan la dinámica interna de traiciones, venganzas y desapariciones ejecutadas en la sombra de la versión oficial.
Venganza por Édgar Guzmán
Lejos de ser una captura pactada, como sostuvieron distintas versiones en su momento, el operativo que culminó con la entrega del Mayo Zambada fue consecuencia directa de una venganza interna ordenada por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sostienen Ravelo y Montenegro.

El móvil, según lo acreditado en los audios y los documentos incluidos en el libro, fue el antiguo asesinato de Édgar Guzmán, hermano de Joaquín, años atrás. Bajo la lógica implacable de la ley del Talión, Guzmán López habría decidido saldar esa deuda con la entrega de su antiguo aliado a las autoridades de Estados Unidos. Esto, a su vez, beneficiaría a su otro hermano, Ovidio Guzmán, quien entonces ya estaba detenido en territorio estadounidense.
La operación fue gestada durante meses y ejecutada con frialdad. El propio Mayo, en una carta escrita durante su detención en Estados Unidos, relató que fue citado bajo engaño con el objetivo aparente de mediar en un conflicto político.
Al llegar a la finca Huertos del Pedregal, —según su narración— fue emboscado y sometido por hombres armados, entre ellos Joaquín Guzmán López, quien antes del traslado le habría dicho: “Esto es por lo de mi hermano. Lo de mi hermano fue un accidente, pero esto no es un accidente”, narró José Luis Montenegro.
El traslado, forzado y bajo condiciones violentas, culminó en una pista clandestina de aterrizaje y la entrega a agentes estadounidenses.
La autenticidad de la carta del Mayo Zambada, confirmada por su abogado y reproducida en el libro, coincide en todos los detalles con los audios y testimonios recopilados por Ravelo y Montenegro, según confirman.
Escoltas asesinados y enterrados

Uno de los hallazgos más perturbadores del libro está relacionado con el destino de cuatro escoltas personales del Mayo Zambada, entre ellos José Rosario Heras López, comandante de la Policía Judicial del Estado, y Rodolfo Chaidez, quien presuntamente formó parte de su círculo de seguridad durante años.
La investigación, basada en audios de conversaciones de radio y declaraciones de un primo de Los Chapitos, revela que los hombres de seguridad que acompañaban al líder del cártel fueron ejecutados dentro de la finca Huertos del Pedregal y sepultados ahí mismo en fosas, como método para eliminar testigos y sellar el secreto de la operación.
Según la fuente citada por Montenegro, los cuerpos fueron enterrados de inmediato y las familias de los desaparecidos levantaron los reportes de desaparición, sin que hasta el momento se tenga una pizca de su posible paradero ni qué pasó con ellos en el discurso oficial.
El asesinato de Héctor Melesio Cuén y el rol de “La Perris”
Ese mismo 25 de julio se dio a conocer la muerte de Héctor Melesio Cuén. Aunque en un principio se pensó como un hecho aislado del secuestro del Mayo Zambada, pronto se supo que no fue así.
En un principio la Fiscalía General del Estado de Sinaloa difundió una versión en la que aseguró que Melesio Cuén fue asesinado durante un asalto en una gasolinera; para sostener esa narrativa se presentó un video en donde presuntamente se observaban los hechos.
Sin embargo, cuando quedó al descubierto la supuesta manipulación del video, la única consecuencia fue la salida de la fiscal al frente, Sara Bruna Quiñonez.
De acuerdo con los registros y declaraciones recabadas, Héctor Melesio Cuén fue en realidad ejecutado dentro de la finca Huertos del Pedregal en la misma reunión en la que emboscaron a El Mayo.

Sin embargo, José Luis Montenegro apunta que los audios que logró obtener atribuyen la autoría material del asesinato a Jorge Humberto Figueroa Benitez, alias “La Perris”, un lugarteniente de Los Chapitos, quien disparó contra Cuén luego de que éste supuestamente intentara comunicarse con su familia en medio del operativo contra el veterano líder del Cártel de Sinaloa. “La Perris” fue asesinado el pasado mes de mayo.
Fragmentación interna del cártel y escalada de la violencia
La desaparición del Mayo Zambada y la brutalidad del operativo aceleraron la fragmentación interna del Cártel de Sinaloa. El equilibrio que el Mayo mantenía entre las distintas facciones se perdió y el territorio se vio inmerso en una escalada de disputas entre La Mayiza y Los Chapitos y otros subgrupos, alineados a intereses propios o incluso extendiendo alianzas con grupos rivales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las nuevas disputas y la ausencia de un liderazgo central han derivado en una oleada de violencia sin precedentes en Sinaloa, con cientos de víctimas documentadas a un año de los hechos.
Otro punto crítico que aborda el libro es la colaboración o, al menos, la permisividad tácita del Estado mexicano respecto a la operación que culminó con la expulsión de Zambada y la presunta participación de agencias estadounidenses en los hechos.