Aunque pueda parecer inofensivo, imprimir el recibo de una transacción en un cajero automático conlleva ciertos riesgos que debes tener en cuenta
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Realizar operaciones en el cajero automático es una actividad cotidiana para prácticamente cualquier persona, pues en estas máquinas instaladas en todas las sucursales bancarias y otros puntos, se pueden realizar operaciones que van desde retiros, depósitos, pagos, actualización de datos, solicitud de préstamos, entre muchas otras.
Después de realizar cualquiera de estos movimientos es normal que el cajero automático nos ofrezca imprimir un recibo físico del movimiento que hayamos realizado.
Sin embargo, aunque pueda parecer inofensivo, imprimir el recibo de una transacción en un cajero automático conlleva ciertos riesgos para tu seguridad financiera.
En resumen, imprimir el recibo del cajero automático no es una práctica recomendable, pero en algunas situaciones muy específicas puede ser necesario. Sin embargo, siempre es importante sopesar los riesgos y beneficios antes de tomar una decisión.
¿Por qué no es recomendable imprimir el recibo del cajero automático?
Estos recibos contienen datos confidenciales como tu número de cuenta, el monto de la transacción y, en algunos casos, tu nombre. Esta información puede ser utilizada por personas malintencionadas para cometer fraudes.
Los recibos desechados en lugares públicos pueden ser fácilmente encontrados y utilizados por delincuentes. Con los datos del recibo, alguien podría intentar hacerse pasar por ti para realizar transacciones no autorizadas.
- Riesgo de fraude: Los recibos contienen información confidencial que puede ser utilizada por delincuentes para cometer fraudes.
- Impacto ambiental: La impresión de recibos contribuye al consumo de papel y al desperdicio de recursos naturales.
¿En qué casos sí imprimir el recibo?
Aunque no es recomendable imprimir el recibo del cajero automático por los riesgos que conlleva para tu seguridad financiera, existen algunas situaciones muy específicas en las que podrías considerar hacerlo:
- Discrepancias con el banco: Si notas alguna diferencia entre el monto retirado y el que se refleja en tu estado de cuenta, un recibo impreso puede servir como evidencia para presentar una reclamación formal al banco.
- Control de gastos muy detallado: Si necesitas llevar un control extremadamente preciso de tus gastos y prefieres tener un registro físico de cada transacción, un recibo impreso puede ser útil. Sin embargo, existen aplicaciones y herramientas digitales que te permiten llevar un control mucho más eficiente de tus finanzas.
- Personas mayores o con poca experiencia tecnológica: En algunos casos, las personas mayores o aquellas que no están familiarizadas con las tecnologías digitales pueden sentirse más seguras al tener un comprobante físico de sus transacciones.
¿Qué alternativas existen a los recibos impresos?
La mayoría de los bancos ofrecen la posibilidad de revisar tu historial de transacciones a través de su plataforma en línea o aplicación móvil.
Algunos bancos te permiten descargar un archivo PDF con el detalle de cada transacción y otros más envían los comprobantes de las transacciones a tu teléfono móvil o correo electrónico.
Si por alguna razón imprimes un recibo, asegúrate de destruirlo completamente antes de desecharlo. Evita que otras personas vean tu NIP al realizar una transacción. Revisa tus estados de cuenta de forma periódica para detectar cualquier actividad sospechosa.