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Fernández Noroña, el político llamado “fifi” por hacer su despensa en un City Market

yahoo.com

Las redes sociales no perdonaron a Gerardo Fernández Noroña, el controvertido diputado del PT. Este político de amplia trayectoria, y muy afecto a las polémicas, realizaba sus compras en un City Market (supermercado de carácter ‘gourmet’) en Cuernavaca, Morelos, cuando comenzó a ser grabado por otra clienta. En el clip se puede apreciar que la mujer le dice: ‘¿Qué está haciendo en City Market?’. A lo que Fernández respondió: ‘¿Y qué tiene, y qué tiene?’.

Otra mujer, que quería apaciguar los ánimos, dijo: “Cada quien tiene derecho”. Al final, la persona que grabó todo le respondió a una mujer que defendía a Noroña y grababa con su celular: ‘Hola señora, yo no soy hipócrita como usted”, fue la respuesta. El video ha provocado una oleada de reacciones de todo tipo, principalmente aludiendo a la modestia económica con la que, siguiendo los postulados del presidente, deben vivir los políticos adeptos a él. “Ahora resulta que ya no puedo hacer las tareas propias de mi condición, ir por el mandado. Los clasistas y racistas piensan que no debo salir del mercado de Tepoztlán, que es espléndido por cierto”, publicó Noroña en Twitter.

Parece un golpe de suerte, en estos días, para quien consigue captar a algún político afín al gobierno actual en un sitio como este. Ha pasado con otros nombres, como cuando Citlalli Hernández fue vista en una tienda Apple hace seis meses. Noroña mismo ha enfrentado críticas por cosas como viajar en una zona VIP y, desde hace años de manera constante, por usar iPhone. Otro debate muy conocido. Como si tener un iPhone o cualquier otro accesorio costoso condicionara la forma de pensar de cualquier persona y le limitara a un sólo y exclusivo modo de actuar.

La crítica principal, desde luego, tiene que ver con la contradicción que supone armar una despensa en City Market y al mismo tiempo profesar ideales de austeridad y, principalmente, proclamarse de izquierda. Pero por otro lado, y como argumentaron los seguidores de Noroña, no deja de ser cierto que estas personas manifiestan una idea inequívoca: hay lugares que sólo ellos pueden ocupar y si encuentran a alguien que les parezca sospechoso o ajeno a ese clima, no tardarán en llamarle hipócrita o doblemoralista. Lo pueden hacer con Noroña y con cualquier otra personas que, en su visión esté ‘invadiendo’ territorios vedados.

No se puede negar tampoco que, en gran medida, Noroña y compañía cosechan lo que han sembrado durante tanto tiempo. Los estigmas esparcidos han sido generalizados y, por ese mismo motivo, esta discusión se ensordece todavía más. Unos dicen: este es mi espacio y si lo lo pisas, te traicionas a ti mismo; y otros: puedo estar donde quiera sin que eso defina mis ideales, aunque todo el tiempo yo y mis colegas definamos a las personas en función de sus gustos.

Y está bien que se diga, por propios y contrarios, que cualquier persona tiene derecho de comprar en cualquier lugar. Aunque, en un cálculo intuitivo, Noroña podría entender que su presencia nunca pasará desapercibida en prácticamente ningún sitio público. Seguramente ahora pensará que dejar de ir a City Market y similares equivale a darle la razón a sus adversarios: entonces no contemos con que deje de hacerlo y, en cambio, sí esperemos que se le ocurran nuevos modos de irritar a los cazadores de contradicciones.

Si alguien es inteligente, y quiere poner un buen negocio, debería comenzar a impartir cursos de cómo convertirse en paparazzi de políticos comprando en lugares caros. Bien podría ser una nueva especialización: el arte de cachar a los hipocráticas que dividen al país en lugares que deben tener prohibidos porque sólo son para mí y los que me caen bien. Éxito garantizado.

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