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Contando los días para reencontrarse con sus hijos en Miami después de un mes sin verlos, y viajar con Milan y Sasha a Barcelona para disfrutar en familia del inicio de sus vacaciones estivales, Gerard Piqué ha reaparecido de lo más sonriente y cómplice con Clara Chía después de los insistentes rumores de boda que han perseguido a la pareja en los últimos días.
Su reciente visita a una conocida joyería del Paseo de Gracia de Barcelona, en la que además de adquirir dos exclusivos relojes habrían dejado a arreglar un anillo, ha desatado las especulaciones acerca de un compromiso matrimonial entre el exfutbolista —que nunca llegó a casarse con Shakira— y su joven novia, que se ha convertido en su gran apoyo en estos duros momentos.
Y es que aunque la suerte le sonríe en el terreno amoroso, la relación de Piqué y la cantante está más tensa que nunca después de que la colombiana sacase a sus pequeños en su nuevo videoclip, ‘Acróstico’, sin el consentimiento del catalán. A pesar de que se habría planteado demandarla para preservar la privacidad de Milan y Sasha, parece que finalmente ha decidido no hacerlo para no empeorar la situación, ya bastante delicada de por sí.
Al margen de rumores y comentarios, Gerard disfruta de su día a día con Clara Chía y este domingo han sido dos de los vips que han asistido al último de los cuatro conciertos de Coldplay en Barcelona. Haciendo oídos sordos a las preguntas de la prensa, la pareja ha derrochado complicidad y, sin soltarse la mano, no han dejado de sonreír a su llegada al Estado Olímpico acompañados por unos amigos.
Cada vez más cómoda ante las cámaras, la joven catalana ha apostado por la comodidad con unos vaqueros anchos de tiro alto, top negro y cazadora tipo cropped en el mismo color, además de deportivas y unas gafas de sol negras con las que no consiguió disimular sus miradas cariñosas a Piqué, al que una vez más parece que le han hecho muchas gracias las preguntas sobre su tensión con Shakira.