La investigación impulsada por el CNIO busca ahora desarrollar una terapia para bloquear esta proteína en pacientes con obesidad. El trabajo ha sido publicado en la revista científica ‘Nature Communications’
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La cura contra la obesidad podría estar más cerca gracias a las investigaciones realizadas por Guadalupe Sabio, jefa del Grupo de Interacción entre las Enfermedades Metabólicas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y Cintia Folgueira, del CNIO y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), que han descubierto una de las formas en que el organismo quema la grasa de tipo marrón, o grasa parda, para convertirla en calor en los ratones. Este mecanismo protege contra la obesidad y contra las enfermedades metabólicas relacionadas con este complejo trastorno, que se cobra cerca de 25.000 vidas en España y unos cuatro millones en el mundo.
El mecanismo ahora identificado está controlado por la proteína llamada MCJ, presente en las mitocondrias (los orgánulos de la célula donde se produce energía). Las científicas han descubierto que cuando esa proteína se elimina en ratones con obesidad, los animales producen más calor y pierden peso. La investigación, cuenta Guadalupe Sabio en esta entrevista con Infobae España, busca ahora desarrollar una terapia para bloquear esta proteína en pacientes con obesidad, aunque para ello primero “deben investigar si la proteína MCJ tiene funciones vitales en otros tejidos”. Se calcula que la obesidad afecta a 650 millones de personas en todo el mundo.
-Pregunta: ¿Qué habéis descubierto concretamente?
-Respuesta: Se trata de una proteína que controla la capacidad que tiene nuestra grasa de quemarla y producir calor. Como esa producción de calor es la base de nuestro metabolismo basal —es decir, nosotros gastamos energía diariamente porque en parte mantenemos nuestra temperatura corporal—, en eso gastamos gran parte de lo que comemos, por lo que ese mantenimiento de nuestra temperatura corporal es un aspecto muy importante en lo que gastamos diariamente. En nuestro metabolismo basal, cambiando un poquito esos grados que tenemos, podríamos hacer que adelgazásemos al utilizar más energía para hacer el mismo efecto día a día, sin hacer más ejercicio.
-P: ¿Podríamos decir que la obesidad tiene los días contados?
-R: Aún queda tiempo para poder afirmar eso. Pero sí es cierto que cada vez somos más conscientes de cómo funciona y cuáles son los mecanismos que provocan la obesidad. Ahora necesitamos encontrar armas eficaces para poder manipular lo que hemos encontrado y convertirlo en un tratamiento para las personas, ya que hasta ahora los estudios se han llevado a cabo en ratones. Esta investigación supone un avance más en entender por qué unas personas tienen un metabolismo basal más alto que otras y, por tanto, adelgazan más, mientras que a otras les cuesta mucho adelgazar o por qué dos personas que comen lo mismo pueden tener un gasto energético diferente, de forma que una de ellas engorda y la otra no.
También supone encontrar una nueva diana para poder tratar la obesidad en animales. Hemos visto que, cuando manipulamos esa proteína, no solo somos capaces de reducir la obesidad en el ratón, sino también, y esto es muy importante, disminuimos la diabetes, el hígado graso y los lípidos que van en sangre, que son causantes de la ateroesclerosis y el efecto nocivo que tiene la obesidad, como son las enfermedades cardiovasculares. Es decir, no solo disminuimos el peso, sino también los efectos colaterales que produce la obesidad.
-P: Una vez probada en ratones, la investigación busca ahora desarrollar una terapia para bloquear esta proteína en pacientes obesos.
-R: Ahora que sabemos que funciona en ratones y que produce ese efecto tan beneficioso en las diferentes enfermedades que aparecen con la obesidad, el objetivo es intentar estudiar un poco más que esta manipulación no tenga efectos secundarios en algún tipo de tejido y lo siguiente es desarrollar un fármaco, es decir, una vía para poder eliminar esta proteína en el tejido adiposo.
-P: ¿Se puede hablar de una fecha concreta?
-R: Normalmente, cuando se tiene una nueva diana lo primero es intentar crear como un método de transporte que funcione en nuestro organismo, por lo que calculo que intentar generar esas nanopartículas para eliminar la grasa puede tomarnos como cinco años, y después tendríamos que pasar a otro tipo de ensayos de toxicidad. Más tarde vendrían los ensayos clínicos. Los tiempos son bastante largos. De momento, hemos dado un gran paso en la lucha contra la obesidad.