La Casa Blanca trató de encubrir la llamada de Trump con Zelensky

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Nueva York. La Casa Blanca intentó encubrir una llamada de Donald Trump con su homólogo de Ucrania en la cual solicita su interferencia en la contienda presidencial estadunidense, según el informe de un denunciante confidencial que detonó la anunciada indagatoria legislativa para formular cargos para la destitución (impeachment) del presidente.

El informe entregado al Congreso el miércoles y desclasificado la mañana de ayer afirma que funcionarios y abogados de la Casa Blanca intentaron ocultar todo archivo sobre la llamada ocurrida a finales de julio entre Trump y Volodymir Zelensky, presidente de Ucrania.

El denunciante confidencial anónimo informó al inspector general de inteligencia nacional a través de una queja formal por escrito, procediendo bajo las reglas para divulgar por canales oficiales quejas de abuso de poder o actos ilegales, que el presidente de Estados Unidos está empleando el poder de su puesto para solicitar la interferencia por un país extranjero en la elección de Estados Unidos de 2020. Así empieza el informe.

Agrega que esta interferencia incluye, entre otras cosas, presionar a un país extranjero para investigar a uno de los mayores rivales políticos domésticos del presidente, al resumir lo que más de seis funcionarios dentro de la Casa Blanca compartieron con él.

En su informe de siete cuartillas fechado el 12 de agosto, el denunciante escribió que Rudolph Giuliani –asesor personal de Trump, pero sin puesto oficial– es figura central en este esfuerzo y que hay indicaciones que la mano del procurador general, William Barr, también. Detalló partes de la llamada y el denunciante acusó que Trump buscó presionar al líder ucranio a emprender acciones para ayudar el esfuerzo de relección del presidente para 2020.

Además, el denunciante comenta que el contenido de esta llamada fue deliberadamente ocultada por funcionarios de la Casa Blanca, colocando la transcripción en un sistema secreto con el propósito de proteger la información políticamente sensible, en lugar de sensible para seguridad nacional. Más aún, reporta que se enteró de conversaciones entre abogados de la Casa Blanca sobre la llamada porque era probable que habían sido testigos del abuso de poder del presidente para su ventaja personal.

El denunciante confidencial fue identificado ayer como un oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) asignado a la Casa Blanca (ya está de regreso a la agencia), un analista de inteligencia capacitado en asuntos europeos y con conocimiento del mundo político ucranio, reportó el New York Times. Pero por ahora, no se sabe más.

El director interino de Inteligencia Nacional, Joseph Maguire, compareció este jueves ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, donde señaló que todo este asunto no tiene precedente, pero defendió la manera en que su gente ha manejado el asunto hasta ahora. También consideró que el denunciante actuó de buena fe.

Los denunciantes anónimos son conocidos como whistleblowers (literalmente, los que soplan un pitazo), y al informar a sus superiores bajo normas establecidas, supuestamente serán protegidos de represalias. El sistema no funciona si los jefes no actúan como deben, lo cual ha sido la razón por la cual tantos oficiales deciden ser filtradores de información a medios externos.

En la ahora famosa llamada del 25 de julio, según un resumen de la transcripción, Trump solicita a Zelensky que le haga un favor e investigue alegatos de que Joseph Biden, quien fue vicepresidente de Barack Obama y ahora es precandidato presidencial democrata, frenó una indagatoria en Ucrania contra su hijo, Hunter, quien era integrante de la junta directiva de una empresa de gas en ese país, entre otras cosas.

El contraataque

Trump continuó rechazando esta acusación afirmando que el anuncio del comienzo del proceso de impeachment es una desgracia para nuestro país y repitió que es otra cacería de brujas.

Pero en lo que se pensaba que era una reunión privada en la Misión de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas ayer por la mañana, Trump asombró al personal reunido ahí en lo que era una ceremonia de agradecimiento a los empleados (algunos reunidos ahí con sus familias), al declarar que deseaba saber quién fue la persona que informó al denunciante sobre la llamada telefónica, ya que eso es cercano a ser espía. Agregó de manera ominosa: saben lo que hacíamos en los viejos tiempos, cuando éramos inteligentes con espías y traición, ¿verdad?

A la vez, continuó atacando a Biden –en la reunión en la Misión, lo llamó tonto como una piedra– y los demócratas por ser los verdaderos corruptos y los que buscan usar algo tan poco sustancial para intentar descarrilar su relección.

Eso, como siempre, fue acompañado de ataques contra los periodistas por corruptosanimales y algunos de los perores seres humanos que uno jamás conocerá, e insistió en que todo es “fake news”.

También se proclamó el hombre más inocente en el mundo.

Mientras, Giuliani estalló sobre lo que escribió el denunciante, comentando al Atlantic que “es imposible que el denunciante sea un héroe y yo no. Yo seré el héroe… cuando esto acabe, yo seré el héroe”.

La palabra más peligrosa en todo esto es encubrimiento. Esto fue un encubrimiento, declaró ayer la presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, y no fue accidente que ella y sus colegas, entre ellos varios de los candidatos presidenciales, hayan repetido esa palabra una y otra vez. En los escándalos políticos de Washington, muchos –incluidos presidentes– han caído del poder no por el crimen que cometieron en sí, sino por los intentos de encubrirlo. Así fue en el célebre caso Watergate, como en el impeachment de Bill Clinton, y en casos contra secretarios y directores, y no pocos legisladores.

Este proceso de impeachment apenas comienza.

                                                         
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