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Hasta en la última piedra buscan a Anayeli en la calle Escocia

*Anayeli Juárez Hernández no logró salir, no le dio tiempo cuando comenzó a moverse la ciudad de manera violenta el pasado martes, otro 19 de septiembre…

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“Disculpe oficial, ¿no le faltan relevos todavía?”, pregunta gritando un muchacho –para hacerse escuchar entre la lluvia torrencial que se soltó de pronto– vestido con impermeable amarillo, chaleco, botas, gogles y casco, detrás de la reja que lo divide con el oficial militar que resguarda el perímetro de seguridad en la calle Gabriel Mancera, en la colonia Del Valle.

La respuesta ha sido la misma todo el día: Por ahora, no. Estamos bien”.

Pero aquí no dejan de llegar ni los voluntarios, ni la comida, el apoyo, ni la esperanza.

Detrás de la misma reja, los primos de Anayeli sostienen dos cartulinas, una rosa y la otra naranja, donde se lee: “Anayeli Juárez HernándezEscocia 4”.

Ella tiene 17 años. Trabaja en la limpieza del edificio. No logró salir, no le dio tiempo cuando comenzó a moverse la ciudad de manera violenta el pasado martes, otro 19 de septiembre.

Según cuenta su primo Luis Fernando, Anayeli trabaja ahí con su papá y su mamá. Ellos sí lograron salir, no quedaron entre las ruinas de este edificio.

Anayeli está esperando poder seguir sus estudios, pero decidió comenzar a ayudar con la economía de su casa.

La familia vive en la delegación Coyoacán, en Santo Domingo. Ahora no pierden la esperanza. Como muchos otros familiares, quisieran que el personal militar y de la Marina dejaran pasar a los cientos de voluntarios ansiosos detrás de las vallas. Creen que así la encontrarían más rápido.

“Con un granito de arena que cada quien coopere se pueden hacer milagros. No caería mal que hicieran una brigada de civiles para que se terminara más rápido. Estamos con esa piedrita, de cómo está nuestra familiar”, dice Luis Fernando.

Pero estando más cerca del perímetro, del otro lado de la calle, se puede ver que el trabajo es mucho más minucioso.

Sobre las ruinas ladeadas de pedazos de techo, piso, varillas, del que alguna vez fue un edificio, los rescatistas entran de a poco y salen rápido, buscando entre las ruinas.

Los perros de rescate también se han acercado a olfatear y rastrear. De hecho, más de mil elementos de Protección Civil y expertos trabajan en la zona. Lo hacen con calma.

A las 13 horas, autoridades de Protección Civil confirmaron que se seguían buscando posibles sobrevivientes. Cuando entró la noche, poco antes de las nueve, se prendió de nuevo la esperanza. “¿Alguien se está comunicando con su familiar? Está sonando un teléfono…”, grita un oficial en el megáfono.

Y los voluntarios alzan los puños, y luego vuelven a aplaudir y a estar listos por si se necesitan.

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