El Gobierno decide no restringir el movimiento y las reuniones multitudinarias después de que se confirmaran 164 casos y una muerte en el país
“Quédate en casa, si no es indispensable que salgas, quédate en casa”. Ese es el mensaje que ha lanzado este jueves Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y portavoz del Gobierno de México ante la pandemia de Covid-19. El exhorto de las autoridades nunca había sido tan enfático. Sin embargo, al mismo tiempo, se ha evitado emitir medidas oficiales que restrinjan el movimiento y las reuniones multitudinarias de la población porque el país, según afirman las autoridades, se mantiene en la primera fase del brote, en el que la mayoría de los casos son “importados” del extranjero. México ha confirmado 164 casos y una defunción registrada el miércoles pasado.
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Después del primer deceso, las autoridades han dado a conocer un día después que están investigando la muerte de un hombre de 74 años, que sufría hipertensión arterial, había estado en California y se había catalogado como caso sospechoso en el Estado de Durango, en el norte del país. El paciente acudió a una clínica en la ciudad de Gómez Palacio “al presentar síntomas que cumplían la definición operacional de Covid-19”, ha expresado en un comunicado el Gobierno estatal. La confirmación del contagio no se ha dado, aunque se ha aislado a las personas que tuvieron contacto con él. Los 164 casos están dispersos en 24 de los 32 Estados del país, lo que ha llevado a que diferentes Gobiernos estatales anuncien iniciativas locales para hacer frente a la epidemia.
El Gobierno de México busca apuntalar un esfuerzo coordinado con los Gobiernos estatales y ha convocado al Consejo de Salubridad General, un órgano colegiado que depende directamente del presidente y que es la máxima autoridad sanitaria en el país. El Consejo tiene 45 miembros entre los que se incluye a las carteras de Salud, Hacienda, Economía, Desarrollo Social, Educación, entre otros funcionarios, académicos y especialistas. El Gobierno ha declarado al Covid-19 como “enfermedad grave de atención prioritaria”, sin aclarar muy bien qué consecuencias tiene y ha decidido aumentar las medidas de distanciamiento social y fortalecer su infraestructura hospitalaria para internar a los infectados que así lo requieran.
El país está revisando las acciones que ya se tomaron y establecerá plazos para las nuevas disposiciones, que no se han detallado. Algunas voces han criticado que la reunión de la máxima autoridad sanitaria se diera ocho días después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia. “Hay desorden y vamos tarde”, ha asegurado a este diario José Narro, secretario de Salud entre 2012 y 2018. Narro había insistido durante la última semana que una reunión del Consejo era prioritaria para tener una estrategia mejor articulada en los diferentes sectores y regiones del país, así como para dirimir responsabilidades entre los actores con papeles centrales en la contención de la epidemia y escuchar sus opiniones. “México está preparado, pero tiene que haber responsables ante la epidemia”, ha urgido el exsecretario.
Tras la reunión del Consejo de Salubridad, que se ha declarado en sesión permanente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha llamado a una reunión con todo su Gabinete, la segunda en una semana. El Gobierno mexicano discute una estrategia en dos frentes: mitigar la propagación de la economía y encontrar una salida al colapso de los precios del petróleo, aunque no se ha revelado un plan específico. “Uno siempre quisiera tener las intervenciones lo más pronto posible para evitar la gran mayoría de los casos o todos los casos potenciales, pero una intervención aplicada demasiado temprano tiene poca utilidad”, ha señalado López-Gatell. Mientras el Gobierno calibra el alcance del brote y sus implicaciones económicas, la población se divide en dos polos: quienes exigen medidas más drásticas y quienes no pueden ni quieren parar. La mayoría sigue en vilo.