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Miles de habitantes de Guerrero están aislados, sin víveres ni agua potable, tras huracán John

Las lluvias de los últimos 12 días, la mayoría a causa del huracán John, han provocado una crisis humanitaria por la destrucción de carreteras y caminos, falta de servicios básicos y ahora de alimentos y agua potable en localidades de la Costa Chica, la Montaña y la Sierra.

proceso.com.mx

GUERRERO (apro).- Más de 10 mil habitantes del filo mayo de la Sierra de Guerrero se encuentran aislados por la destrucción de sus caminos, sin víveres ni agua potable.

Las lluvias de los últimos 12 días, la mayoría a causa del huracán John, han provocado una crisis humanitaria por la destrucción de carreteras y caminos, falta de servicios básicos y ahora de alimentos y agua potable en localidades de la Costa Chica, la Montaña y la Sierra.

Hasta este 5 de octubre, aseguran autoridades comunitarias, siguen sin ser atendidas.

En el filo mayor de la Sierra hay al menos 100 comunidades de los municipios Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Atoyac de Álvarez y San Miguel Totolapan incomunicadas por el colapso de puentes, destrucción de carreteras, así como por caminos de terracería desaparecidos, informó Manuel Nava Reyna, presidente del Consejo Supremo de Pueblos del Filo Mayor de la Sierra.

Luis Miguel Arellano Flores, excomisario de Yextla, perteneciente a Leonardo Bravo, puso como ejemplo que en su comunidad y los alrededores hay más de 10 mil habitantes aislados y a quienes los víveres se les han terminado. Tampoco cuentan con agua potable porque el sistema de distribución se averió.

Yextla es una comunidad de 4 mil 800 habitantes, es la más grande de Leonardo Bravo, pero también “la más refundida”, dice el ex comisario.

Las comunidades de la región y que están encerradas son Izotepec, Chicahuales, Polixtepec, Yerbasanta, Cruz Nueva, Margaritas, Pueblo Viejo, Tejamanil, Las Juntas, Puerto la Guitarra, el Naranjo y Dos Riscos.

Yextla se ubica a dos horas y media de la cabecera y de la capital del estado. Su entrada está en una desviación en la carretera federal Chilpancingo-Iguala en el crucero de Casa Verde que conecta a comunidades de la Sierra.

“Prácticamente aquí en la Sierra estamos totalmente olvidados, no hay ningún apoyo, de nada, ni siquiera buena maquinaria para abrir la carretera de Filo de Caballos hacía acá”.

Dijo que ya se abrió la carretera de Casa Verde hasta Filo de Caballos, pero las vías que conducen a decenas de comunidades de Leonardo Bravo y Heliodoro Castillo están destruidas.

Otra ayuda que les dio el gobierno del estado fue el envío de un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública estatal el pasado 30 de septiembre que sacó a 16 enfermos de dengue y de vías respiratorias.

Pero, aseguró, el personal llegó de mala gana y trató mal a la gente diciéndoles que no eran los únicos necesitados de atención. Muchos adultos mayores enfermos no quisieron subir al helicóptero por miedo.

“En Yextla están dañados todos los caminos de terracería, sino le hacen caso a la carretera de más circulación, mucho menos a estos que ni a pico y pala se pueden abrir”.

Ahora el tiempo para salir de esa comunidad y llegar a Chilpancingo es de al menos seis horas.

Ayer, contó, decenas de pobladores de su comunidad, Ojo de Agua, El Naranjo, Villa Xóchitl y Corral de Piedra abrieron una vía alterna debido a que un puente fue arrasado por la corriente de agua. Ese puente ubicado en Corral de Piedra tenía cinco meses de haber sido construido.

El paso lo improvisaron con tubos, costales de arena, piedra y revestimiento. Por el momento pueden pasar camionetas tipo Urvan y coches, pero no camiones de carga.

Una Urvan es la que está saliendo por víveres, pero es insuficiente para tanta gente. Las tiendas ya no cuentan con productos de primera necesidad.

“Los alimentos pues prácticamente ya se escasearon, ya no hay nada, lo que se puede decir nada”.

Los campos de siembra, agregó la exautoridad, fueron sepultados por desprendimientos de cerros.

“Se vinieron los cerros, se bajaron, la misma tierra se hundió con todo y cosechas.

“Los tubos de agua potable se los llevó el río, no tenemos agua para consumo ni para aseo”.

El excomisario Luis Miguel Arellano ya acudió a Chilpancingo a realizar peticiones a Protección Civil, otras dependencias estatales y con el presidente municipal Leonardo Maldonado, pero no tuvo respuesta alguna.

Dice que en la zona se palpa la tristeza de la gente más necesitada, de la gente que carece pero que no le llega nada.

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