*El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza…
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Chilpancingo, Gro.
El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dio a conocer que el pasado Viernes Santo se reunió con un alto capo de la droga, sin especificar de quién se trató, y me dijeron que respetarán a los candidatos y a quien elija el pueblo en los comicios de julio entrante. Apenas el viernes anterior, el obispo informó que se había reunido con un líder del narcotráfico en Guerrero, quien le habría dicho que espera que no se compre el voto con dádivas.
Entrevistado ayer fuera del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, el jerarca católico indicó que el Viernes Santo yo estuve con esta persona, porque originalmente habían cortado la luz y el agua en Pueblo Viejo (municipio de Heliodoro Castillo) y entonces, antes, ya los había visto pidiéndoles ese favor, que pusieran el agua y la luz.
Les dije que si bien tenían ellos enemigos, pero también había niños, embarazadas y ancianos. Yo les pedí de favor. Y hablando con las personas de allá arriba me dijeron que ya habían reinstalado el agua y la luz. A eso fui, a darles las gracias.
Rangel Mendoza añadió: Soy un personaje público, soy el obispo, soy el pastor. Yo tengo el derecho de hablar con quien sea. La Constitución no me restringe con quién debo hablar y con quién no. Estamos en un país democrático, creo yo, y debemos escuchar todas las voces y opiniones, aunque sean contrarias.
Agregó que aprovechó “para hablar con ellos, para pedirles que ya no hubiera más asesinatos de candidatos, y me prometieron que iban a evitar esto y que dejarían una elección libre. Lo que eligiera el pueblo ellos (lo) iban a apoyar, que no se iban a meter.
Me pidieron dos condiciones: que se dieran cuenta los candidatos de que no repartan dinero para comprar el voto, sino más bien que hicieran obras, como calles. Destacó que los narcotraficantes quieren evitar que se compre el voto y están en favor del voto libre, razonado y, sobre todo, secreto. La otra petición fue que los candidatos cumplan lo que prometen, porque cuando llegan al poder se olvidan de la gente.
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El obispo Salvador Rangel en imagen de abril de 2017Foto Cuartoscuro
Recordó que en la sierra, en el poblado Pandoloma, el mes pasado se cayó un helicóptero cerca de Filo de Caballos y no dejaron despegar el que me iba a llevar, y la gente se quedó esperando. Por eso hoy me voy por tierra; la gente y el padre son quienes me consiguen (el helicóptero). Se cooperan, ellos saben cómo, es una cosa sana.
No me embarren con el crimen
Pidió que no me quieran embarrar de mil maneras con el narcotráfico. Yo me relaciono con ellos y no les pido ni dinero ni una posición política. Yo ando tratando de ayudar a la gente, de servir, y que Guerrero vaya por los caminos de la paz y la concordia, evitando crímenes y asesinatos. Yo hablo con unos y con otros; yo sólo les pido que no asesinen, que no secuestren y que traten bien a las gentes.
La mayoría de ellos “me dicen ‘somos narcotraficantes, pero no sicarios’. Todos debemos cooperar para que haya paz y tranquilidad. En la sierra ha bajado mucho el precio de la goma de opio; mucha gente la tiene almacenada porque casi no se vende”.
Mencionó que apenas leyó que una brigada de médicos militares visitó la región Costa Chica a llevar ayuda, pero también a fumigar la amapola, a lo que la gente se opuso, y dijeron que aceptaban la medicina, pero que no les quitaran la amapola, que es lo único que tenían. Personalmente esa acción me da tristeza: si no les llevan un bocado a la boca, que no se los quiten.
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