*El Cardenal señaló que el límite de la autoridad civil está en lo que va en contra de los propios ciudadanos, por lo que pidió ‘no tributar obediencia’ a gobiernos que van más allá de la ley…
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El Cardenal Norberto Rivera aseguró este domingo en la Catedral Metropolitana que cuando la autoridad se sale del marco legal al que está obligada a responder, la sociedad no tiene por qué “tributarle obediencia”.
“Cuando la autoridad se sale del marco legal desde donde puede y debe gobernar siempre, no hay obligación de tributarle obediencia, y si se opone abiertamente a los derechos humanos fundamentales, entonces, no se le puede obedecer”, sentenció durante su homilía dominical.
Al hablar sobre el capítulo bíblico del desencuentro entre Jesucristo y seguidores del emperador Cesar, en Roma, sobre el pago de impuestos, el Cardenal recordó la frase “Lo que es del César al César, y lo que es de Dios a Dios”. En ese sentido destacó la importancia de seguir las leyes civiles.
“Hay que obedecer al gobierno en todas sus leyes y normas que tienen como meta los derechos humanos y sus deberes correspondientes. La contrapartida, la autoridad civil tiene como límite todo aquello que va en contra de los ciudadanos, porque el poder del gobernante no tiene más función que el servicio efectivo al pueblo que lo eligió o aceptó”, agregó.
Asimismo, aseguró que ahora ningún gobernante debe tener la aspiración de concentrar el poder absoluto, pues éste sólo pertenece a la ciudadanía.
“Hoy ya no debería haber emperadores con aspiraciones divinas, creyéndose dueños de la vida de los demás. El poder pertenece, en los parámetros actuales de democracia, el poder está en el pueblo”, advirtió.
Respecto a la segunda parte de la frase “lo que es de Dios a Dios”, destacó que la Iglesia como representante de Jesucristo, “puede y debe meterse en política”, sin descuidar la cuestión social del cristianismo.
“Pero jamás, jamás puede participar en política de partidos, y siempre ordenando a los cristianos y hombres en general que deben obedecer y respetar a la autoridad en todo y solo en aquello que se dirija al bien común de la autoridad”, añadió.
Por lo anterior, Rivera señaló que los gobernantes deben legalizar y proteger en la práctica la libertad de conciencia, de religión, de culto.
“A fin de que los ciudadanos puedan profesar privada y públicamente el amor y respeto a dios como individuos y como grupo… Este deber de dar a Dios lo que es de Dios no solo compete al Estado, sino que urge también a cada uno de los hombres y sociedades intermedias que debemos poner la obediencia a Dios por encima del respeto al Cesar, siendo la iglesia continuadora de Jesús en la historia”, detalló
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