Reclaman a sus dirigentes por la imposición de “impresentables” y denuncian que más de 80% de las candidaturas de la coalición Sigamos Haciendo Historia son de origen priista, panista o morenovallista. Sheinbaum, aseguran, les dijo cuando se quejaron: “cállense y chambeen”.
PUEBLA, Puebla (Proceso).- Araceli González, militante fundadora de Morena, buscó ser candidata a diputada local por el distrito 16 con sede en Puebla capital.
Ella y otros aspirantes a la misma postulación cumplieron con los cursos de formación política, invirtieron esfuerzos, tiempo y dinero para recorrer las calles y presentar sus propuestas ante vecinos de su distrito, con la certeza de que la nominación se definiría por encuesta, tal como lo ofreció la dirigencia del partido.
Para su sorpresa, la candidatura no fue para ninguno de los morenistas que cumplieron con los requisitos.
Por las redes sociales se enteraron de que la elegida para el distrito 16 era la expriista Elvia Graciela Palomares Ramírez, conocida como Grace Palomares, quien no participó en el proceso interno. Palomares y José Luis García Parra, “El Choco”, quien es el más cercano colaborador del candidato a gobernador Alejandro Armenta Mier, son novios.
García Parra, además sobrino del exgobernador Mario Marín, es el mismo que tuvo que renunciar a la coordinación de asesores del senador cuando se descubrió que adquirió un carro Audi R8, cuyo valor supera los 3 millones de pesos. A pesar de ese antecedente, obtuvo la tercera posición en la lista de candidatos a diputados plurinominales de Morena.
En 2014, Araceli González participó en la asamblea fundacional en Puebla del Movimiento Regeneración Nacional como partido; ese mismo año, Grace Palomares inició su carrera política en las filas del PRI, vinculada con el grupo “marinista”. En 2015 fue diputada federal por el PVEM, luego se mudó a Nueva Alianza y hasta enero de este año militó en Movimiento Ciudadano (MC).
Mientras que Araceli trabajó en temas de la lucha social, conformó comités, promovió el voto y representó a Morena en casillas, Grace fue una legisladora aliada al presidente Enrique Peña Nieto, participó en las marchas de apoyo al INE y, hasta hace poco, publicaba mensajes en sus redes sociales en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.
La encuesta que sustentó su designación no mostró a los militantes.
Encuestas, una farsa
De una o de otra forma, esta situación se replicó en gran parte de los 217 municipios, los 26 distritos locales y 16 federales de Puebla, donde militantes de Morena se quejan de que fueron desplazados, engañados, ninguneados y hasta maltratados. Además, coinciden en que la aplicación de supuestas encuestas fue sólo una farsa para encubrir imposiciones.
Gerardo Domínguez, exconsejero estatal de Morena, relata que el 10 de marzo, cuando la candidata Sheinbaum Pardo estuvo en Tehuacán, militantes de base le reclamaron por la imposición de “impresentables” y “chapulines”.
“La respuesta fue: cállense y chambeen”, recuerda. “No sólo voten seis de seis, sino hagan lo que hacen mejor, que es la talacha”. Y refiere que todavía la candidata les objetó: “¿O qué quieren, que vuelva el PRI?”
“¡El PRI ya volvió!”, le replicaron, “¡está dentro de Morena, ustedes lo metieron!”.
Ese mismo día, en rueda de prensa, Sheinbaum reiteró esa postura.
“Hay compañeros, compañeras de Morena que son fundadores, pero que no ganan una encuesta, y hay otros que se acercaron hace seis o tres años y que sí ganan una encuesta”, dijo para justificar a los candidatos externos, lo que generó un mayor agravio.
Domínguez y otros líderes morenistas de Tehuacán, Ajalpan y Tepanco de las Flores anunciaron voto de castigo contra Morena –seis de seis para el PAN? en respuesta a lo que consideran “una traición” de la dirigencia hacia las bases.
“Morena nace como lucha contra los vicios del viejo régimen ¿y ahora piden que votemos por los viciosos? Es el caballo de Troya para el regreso del PRI”, sentenció.
Puertas abiertas
El partido guinda también importó panistas. María de la Barreda Angón, candidata a diputada local por el distrito 17 con sede en Puebla capital, militaba hasta unos días antes de su nominación en el PAN. Era directora del DIF en San Pedro Cholula, donde su madre, la también panista Paola Angón, es alcaldesa.
De la Barreda y el diputado local expanista Eduardo Alcántara Montiel son esposos. Alcántara hizo alianza con el expriista Jorge Estefan Chidiac para sumarse al grupo plural –aliado de Morena? que éste conformó en el Congreso local.
El ahora expanista no puede ser candidato, pues está inscrito en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género. Pero junto con su esposa se sumó a la 4T.
El propio Estefan Chidiac, quien tuvo un papel protagónico en la compra de votos con las tarjetas Monex en 2012 y en la aprobación del Fobaproa, ahora es aliado de Morena, pues el gobernador Salomón Céspedes lo nombró secretario de Educación, aunque el expriista más bien es operador político y estratega financiero.
Otras muchas designaciones e incorporaciones son consideradas una afrenta por la base. Otro ejemplo es el de la candidatura a diputada local de Guadalupe Vargas. Su padre es Ardelio Vargas Fosado, a quien luchadores sociales acusan de ser un cacique. O Araceli Celestino, en el distrito de Tehuacán, quien es acusada por pobladores de Coyomeapan de ser autora intelectual del asesinato de tres indígenas.
Igual inconformidad despertó en las bases la nominación, por la vía del PVEM, de Antonio Gali López, hijo del exgobernador panista Antonio Gali Fayad.
En las candidaturas a alcaldes los agravios se multiplican. En Tepexi de Rodríguez y Huitzilan de Serdán, por ejemplo, contendían integrantes del Movimiento Popular Progresista (MPP), una organización ligada a la lucha social. Sin embargo, el partido postuló a Humberto Bolaños y a Angelina Galicia Cruz, respectivamente, ambos integrantes de Antorcha Campesina, una agrupación que ha sido enemiga histórica de defensores y activistas de esa región y que fue combatida por el propio presidente López Obrador.
Hilario Alonso Flores, un luchador social que asesora a ejidos en distintos municipios de la entidad, confirma que hay una gran inconformidad y desaliento entre las bases de Morena. La mayoría, dice, se mantiene al margen y sólo votarán a la candidata presidencial o por algunos de los candidatos de la 4T.
Alonso considera que este rompimiento o disgregación surge porque las candidaturas se definieron, como en tiempos del PRI, a través del reparto de cuotas.
El 13 de abril, integrantes de colectivos, militantes fundadores y simpatizantes de Morena formados en la izquierda realizaron un foro, tras el cual denunciaron que más de 80% de las candidaturas de la coalición Sigamos Haciendo Historia son de origen priista, panista o morenovallista.
“En los primeros lugares de las candidaturas no vemos, ni por asomo, un dirigente campesino, popular o del mundo del trabajo y que haya militado en la izquierda o provengan de los movimientos sociales y populares”, reclamaron.
La reacción a esto ha sido diversa. En Xicotepec de Juárez, morenistas apoyan a MC para oponerse a Guadalupe Vargas. Otros, como en Ajalpan, se sumaron abiertamente al candidato a gobernador del PAN, Eduardo Rivera Pérez.
El morenista Carlos Hernández Pérez dice que las bases no pueden ser obligadas a votar seis de seis, lo que “como chantaje”, pide la dirigencia. “Si no se logra el plan C, es responsabilidad de la dirigencia por las decisiones que tomaron, no de la militancia”, afirma.
El ambientalista Gerardo Pérez Muñoz explica que las posturas de ejercer un voto razonado, diferenciado, de castigo o abstención surgieron espontáneamente en Puebla, pero también en entidades como Hidalgo, Baja California y Yucatán. “Llamamos a no votar por la derecha, sea externa o la que está dentro de Morena”, subraya.
Pese al enojo, dice, la izquierda no puede olvidar que su adversario es la derecha, y que, en el caso de Puebla, tanto Rivera Pérez como el candidato panista a alcalde Mario Riestra fueron claves en el proceso de privatización del agua de esta ciudad.
Chedraui, candidato incómodo
Una de las candidaturas que más indignación generó fue la del empresario de origen libanés José Chedraui Budib para la alcaldía de Puebla. El exdirigente municipal del PRI es identificado como parte de la rancia clase empresarial poblana.
El textilero es señalado por obtener favores lo mismo de Marín que del panista Rafael Moreno Valle, y haber financiado campañas de Peña Nieto y José Antonio Meade.
En los años 90 y 2000, tres empresas propiedad de Chedraui y su familia fueron embargadas por evadir impuestos tanto por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) como por el IMSS. Finalmente, en 2005 se declararon en quiebra.
Los medios locales dieron cuenta de la lucha de unos 500 trabajadores de esas empresas que por más de cuatro años estuvieron infructuosamente custodiando la maquinaria de las plantas sin obtener una liquidación.
El hoy candidato estuvo en la palestra nacional luego de que, el 24 de diciembre de 2018, el helicóptero en el que falleció el senador Moreno Valle y la entonces gobernadora Martha Érika Alonso partió desde su casa en una maniobra irregular, aunque la bitácora del vuelo marcaba que despegó del helipuerto Las Ánimas.
La campaña de Chedraui ha causado polémica por las versiones de que opera a su favor el exdiputado panista Eukid Castañón, quien en 2017 fue acusado ante la entonces Procuraduría General de la República de tener bajo su mando un centro de espionaje que estaba al servicio de Moreno Valle.
El 9 de abril, líderes morenistas se reunieron con Alfonso Ramírez Cuéllar, coordinador nacional de Sectores Económicos de la campaña presidencial. Judith de la Cruz, identificada por el morenismo como una de las más leales obradoristas de esta ciudad, dijo al micrófono:
“¿Con qué cara vamos a salir? Usted mismo (Ramírez Cuéllar) no se atreve a decir el nombre de Chedraui, imagínese cómo nosotros nos enfrentamos con la gente”.
Armenta: huestes marinistas
Hay militantes que buscaron acercarse a la campaña del candidato a la gubernatura Alejandro Armenta Mier, aunque confiesan que “es difícil” codearse con el priismo en pleno, aderezado de panistas y morenovallistas.
En la campaña de Armenta, quien ofreció dos millones de votos a la causa de Sheinbaum, reaparecieron muchos de los que formaron parte del marinismo, como Alberto Jiménez Merino, Juan Carlos Lastiri, Valentín Meneses, Darío Carmona, Lauro Sánchez López, Víctor Sánchez Ruiz, Martín Fuentes Morales, Mario Montero, Claudia Hernández Medina, Francisco Ramos Montaño, Rafael Moreno Valle Buitrón y Humberto Aguilar Viveros.
También hicieron su reaparición morenovallistas y expanistas como Mario Rincón, Jesús Morales Rodríguez, Fernando Manzanilla y Tony Gali Fayad. Armenta confirmó la colaboración de Marcelo García Almaguer, quien fue secretario de Comunicación del CEN del PAN y el principal estratega en medios de Moreno Valle, cuando fue acusado de armar campañas “negras”, algunas contra López Obrador.
El candidato nombró coordinadores a militantes fundadores de Morena como Rodrigo Abdala, Gabriel Biestro Medinilla y Abraham Quiroz. Pero a ninguno de ellos se le considera con liderazgo en las bases y en la izquierda poblana.
La diputada indígena morenista Inés Parra Juárez hizo público en un encuentro con obradoristas que sólo seguirá en el partido hasta agosto, cuando termine su gestión legislativa y, con ello, su compromiso con quienes votaron por ella.
Reconoce que, como muchos, creyó en Morena como el movimiento que generaría los cambios que requiere el país y estuvo “endiosada” con López Obrador, pero “la venda se me cayó de los ojos” cuando éste propuso legalizar la militarización, señala.
En congruencia con los estatutos, Parra votó contra esa iniciativa, pero afirma que ello le valió ser bloqueada en la cámara y en su derecho a reelegirse.
“Yo me leí todos los libros de Andrés Manuel y yo le creí. Me convencieron los principios de Morena”, agrega, “pero hoy puedo decir que fuimos utilizados para que él llegara a la presidencia; Andrés Manuel faltó a los principios: nos traicionó, nos mintió; no puedo decir que él directamente está robando, pero sí que está permitiendo que su círculo cercano robe y eso es muy lamentable”.
La legisladora propone gestar un nuevo movimiento político nacional que aglutine a la verdadera izquierda, pues considera que Morena ya perdió identidad y rumbo.
Hay militantes como Hilario Alonso que opinan que aún hay que luchar al interior para recuperar al partido desde las bases y desde la lucha social, pero hay otros muchos que advierten que, entre la infiltración de marinistas y morenovallistas, Morena ya no es una opción progresista o de izquierda, pues se “derechizó”.
Algunos militantes formados en la lucha social, el activismo y la academia tuvieron el 4 de mayo un encuentro en esta ciudad con el exlegislador sinaloense Camilo Valenzuela Fierro, considerado un referente de la izquierda mexicana.
En ese marco acordaron sumarse al llamado que han hecho organizaciones como Desde la Izquierda, la Asamblea Popular de Izquierda y el Sindicato Mexicano de Electricistas original, para buscar constituir en noviembre de este año el Partido del Socialismo Mexicano.
Gerardo López Ramírez, dirigente estatal del Barzón, dice que, aunque los militantes también deben hacer un ejercicio de autocrítica, el reclamo es para los dirigentes Mario Delgado y Citlalli Hernández, que debieron defender el cumplimiento de los estatutos. En particular, aclara, hay una molestia con Citlalli, porque ella representa el ala de izquierda del partido.
Los morenistas inconformes coinciden en que si bien es muy posible que en las votaciones del 2 de junio gane la coalición Sigamos Haciendo Historia, en esto no participará la mayor parte de la militancia que en 2018 trabajó por la causa lopezobradorista, sino que será de la mano de caciques y operadores del viejo régimen; con voto comprado, acarreo y el uso de programas sociales.