Actualmente existe una amplia variedad de productos que prometen retrasar las señales de envejecimiento, desde tintes para el pelo hasta cirugías capilares.
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La preocupación por el envejecimiento está en tendencia. Si bien desde hace varias décadas existen los tintes para pelo, en años recientes ha incrementado el interés por mantenerse jóvenes, es por eso que cada vez existen más tratamientos para retrasar los signos visibles de la edad. Notar la presencia de canas es un temor de muchas personas, especialmente de las mujeres, y se cree que el estrés puede acelerar este proceso.
Una de las imágenes recurrentes en redes sociales es la de los mandatarios o titulares de un cargo público que lucen con el cabello canoso al culminar su gestión a diferencia de cómo se veían al inicio. ¿Pero entonces llevar una vida más relajada podría ralentizar ese cambio de color en la cabellera?
¿Qué son las canas?
De acuerdo con una investigación de la Universidad de Colorado, el pelo comienza a tornarse gris cuando los melanocitos, que son las células madre presentes en los folículos que producen melanina, reducen su presencia en el organismo con el paso de la edad.
Existen dos tipos de melanina, es la eumelanina la que está relacionada con los pigmentos oscuros y la feomelanina es la de los tonos amarillos y rojizos. Entonces, a menor cantidad de melanocitos hay una falta de pigmentación en el pelo. Es por eso que de repente comienzas a ver canas donde antes no había.
La misma fuente apunta que a partir de los 30 años, la cantidad de melanina producida se reduce entre un 10 o un 20%, el porcentaje incrementa al 50% cuando cumplimos 50 años. Sin embargo, existe la creencia de que una vida de estrés conduce a la aparición temprana de canas.
¿El estrés provoca que aparezcan canas?
“No te enojes porque te van a salir canas” o “me va a sacar canas verdes” son frases comunes que hacen alusión a ese proceso y hay quienes creen que incide directamente en la aparición de nuevas canas.
Según una investigación publicada en la revista Nature en 2020 y retomada después por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), hay algo de cierto en eso. Un grupo de científicos estudió el vínculo entre el estrés y el envejecimiento en ratones de pelo oscuro. Probaron sometiéndolos a diferentes formas de estrés: físico y psicológico para abordar distintas reacciones y orígenes.
Los científicos se sorprendieron al darse cuenta que pocos días después de iniciado el experimento los ratones experimentaron un cambio en el color del pelaje, esto debido a que perdieron melanocitos. Pero al introducirles cortisol, la principal hormona del estrés, el resultado no fue distinto, así que descartaron ese origen.
Sin embargo, comprobaron que la reacción que provocaba la despigmentación en los ratones tiene que ver con el sistema simpático. Específicamente con la respuesta fisiológica conocida como “reacción de lucha o huída”, esa que se activa ante una amenaza a la supervivencia y es la responsable de producir noradrenalina que tiene efecto en las células madre de los melanocitos.
“Después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre de melanocitos. Una vez que desaparecen, ya no se pueden regenerar los pigmentos. El daño es permanente”, dijo el autor Ya-Chieh Hsu, profesor de Biología Regenerativa y Células Madre en Harvard.
A lo largo del estudio, evaluaron posibles reacciones a diferentes orígenes del estrés: “Al comprender con precisión cómo el estrés afecta a las células madre que regeneran el pigmento, hemos sentado las bases para comprender cómo el estrés afecta a otros tejidos y órganos del cuerpo”, añadió Hsu para The Harvard Gazette.
Pero destacó que este es un estudio científico preliminar que conducirá a nuevas investigaciones, por lo que no es concluyente. De cualquier forma, los NIH instan a reducir el estrés en la vida diaria porque tiene otros efectos negativos en el cuerpo.