Existe un clima de inseguridad para los periodistas en Nayarit tras el asesinato de Martín Sánchez, corresponsal de La Jornada, ahora los golpes son institucionales y no solo de parte de los miembros del crimen.
Por Periodistas Unidos
Desde la llegada a la Dirección General de Prensa de Gobierno del Estado de Nayarit de Rogelio Plascencia Marmolejo, los periodistas de todos los niveles (reporteros, jefes y directivos) han comenzado a sufrir embates institucionales que ponen en entredicho las constantes y múltiples declaraciones que ha realizado el gobernador de la entidad, Miguel Ángel Navarro Quintero, a favor de quienes laboran en los medios locales de comunicación.
Todo inició tras la salida de Juan Antonio Echeagaray Becerra, de la Secretaría General de Gobierno, quien desde hace más de dos décadas se ha distinguido como uno de los mejores operadores políticos que ha tenido el gobernador, debido a que sí conocía y sabía hacer equilibrios con quienes se dedican a trasmitir los mensajes entre los miembros del poder y la sociedad misma.
Y es que, para nadie es desconocido que al interior del gobierno navarrista, existen ya los golpeteos entre al menos tres grupos de poder que se disputan el control de la mayoría de las dependencias, tal vez, con fines políticos, económicos y hasta, posiblemente, ilegales.
Dado lo anterior, tras la salida de Echeagaray Becerra, se desató una guerra intestina aún más feroz al interior del gobierno, y que ahora está afectando en gran medida a la mayoría de los que se trabajan profesionalmente en los verdaderos medios informativos.
El gobernador morenista, Navarro Quintero, que ha estado al cien por ciento en las gestiones para atraer más recursos desde el gobierno federal y los grandes emporios empresariales en beneficio de los nayaritas, ha dado la absoluta confianza a los que encabezan las diferentes dependencias, y al pedirles cuentas, resultados o informes, seguramente, les cree todo lo que le aseguran.
No obstante, en lo correspondiente al trato con la prensa, directivos y trabajadores de los diversos medios informativos, en el último mes y medio, han sentido una arremetida institucional que nadie cree que provengan por órdenes del galeno titular del poder ejecutivo.
La mayoría de los periodistas de Nayarit, coinciden en que esos golpes institucionales que han surgido provienen de al menos dos funcionarios de primer y que ejecuta Marmolejo Plascencia, con la única intención de comenzar a realizar jugosos negocios en donde seguramente esos funcionarios saldrán muy beneficiados y solo algunos de sus consentidos de los medios de comunicación.
Aunado a esta nueva agresión institucional que obviamente daña en gran medida a los comunicadores, el pasado 7 de julio apareció ejecutado nuestro compañero Luis Martín Sánchez Iñiguez, corresponsal de La Jornada y colaborador de Diario Crítica, cuya investigación se dice que avanza, pero de la cual aún no hay resultados convincentes de quién o quienes sean los responsables, ni mucho menos la verdadera razón por la que fue asesinado cruelmente.
Es por ello por lo que el mandatario nayarita, no puede dejar solos a los periodistas en este momento, ni el resto de su gobierno, pues son precisamente ellos, los periodistas, los que han logrado poner a la sociedad de su lado en esa pelea contra la corrupción que emprendió desde el primer inicio de su administración en contra de caciques y grandes corruptos que siempre se habían enriquecido estando en el poder.
No puede ser que ahora que se comienza a limpiar la administración, un puñado de dizque servidores públicos que tienen que tratar con la prensa, ahora tengan planes oscuros para hacer lo mismo que realizaban aquellos a los que combate el mandatario Navarro Quintero.
Urge pues que el gobernador ponga atención en este problema que apenas va iniciando, y detenga lo que su Director General de Comunicación está ejecutando por órdenes de uno o dos funcionarios de primer nivel que pretenden solo beneficiar a su grupo político en la administración. El gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, debe enviar un claro y oportuno mensaje a favor de los periodistas, y así detener de tajo a sus colaboradores, quienes insisten en conseguir más enemigos a este régimen estatal, lo que, claramente, no necesita.