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¿Quién escogió Lomas Taurinas? Así fue como eligieron el lugar donde mataron a Colosio

Jaime Martínez Veloz, quien en 1994 era el subdelegado de la Sedesol en Tijuana, relata a “Proceso” los detalles de la organización para el mitin de Lomas Taurinas, en Tijuana, donde hace 30 años ocurrió el magnicidio.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– En la elección de la colonia Lomas Taurinas, de Tijuana, para realizar el mitin en el que fue asesinado Luis Donaldo Colosio Murrieta, gravitaban elementos centrales de la época: un priismo local ofendido por el reconocimiento nacional de su derrota en 1989, una tensión en la separación PRI-gobierno, un gobierno local hostil y una decisión logística para un acto posterior pactado por el propio sonorense con la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo.

A 30 años de distancia, Jaime Martínez Veloz, entonces subdelegado de Sedesol en Tijuana y partícipe de esa decisión, narra a detalle, a petición de Proceso, la manera en que la gira se afinó entre los liderazgos locales y la coordinación de campaña, así como el contexto que precedió la última gira de quien hasta entonces era considerado el próximo presidente de México.

El relato del entrevistado expresa aún más: el carácter de la campaña con interés en zonas populares frente al alzamiento zapatista, las consideraciones respecto de los efectos de la política social identificada con el Programa Nacional de Solidaridad y, finalmente, la desvinculación de la logística respecto del análisis de seguridad.

De acuerdo con Martínez Veloz, la situación política local era inquietante, inclusive para el titular de la Sedesol, Carlos Rojas Gutiérrez, quien recién había tomado nota de las inconformidades del gobernador Ernesto Ruffo Appel por el papel de Solidaridad y lo que consideraba una injerencia electoral.

Cinco años antes, Baja California se convirtió en el primer estado del país en vivir una alternancia, cuando el panista Ruffo Appel consiguió convertirse en gobernador, el primero que rompía con la hegemonía priista. Para ese momento, las tensiones con el priismo local, representado en figuras como el exgobernador Xicóntecatl Leyva y sus asociados, como el empresario Jaime Bonilla, era latente y había convertido en objeto de crítica a la Sedesol.

En la primera semana de marzo de 1994 el Semanario Zeta publicó la inserción de un desplegado en el que el gobernador y los presidentes municipales panistas denunciaban a la Sedesol, y concretamente a Martínez Veloz, de haber subvertido el orden constitucional y de tener injerencia en favor del PRI a partir de su trabajo en Sedesol.

Martínez Veloz. El relato. Foto: Octavio Gómez

En ese contexto, Martínez Veloz viajó al entonces Distrito Federal –hoy Ciudad de México– para entrevistarse con el secretario Carlos Rojas, quien le pormenorizó la inquietud del gobernador Ruffo, la necesidad de gestionar un amparo y desligarse de las tareas del PRI.

“Regresé a Tijuana, más que asustado, encabronado y giré instrucciones para mantener el trabajo evitando roces con los gobiernos municipal y estatal.  En eso estábamos cuando me llamó Antonio Cano Jiménez para invitarme a una reunión que tendría al mediodía, de ese día, con funcionarios de la campaña de Luis Donaldo Colosio, donde se discutiría la gira del candidato por Tijuana”, recuerda.

El entrevistado cuenta que explicó a Antonio Cano lo que había pasado en México: el reclamo de Ernesto Ruffo a Carlos Rojas, y las instrucciones que éste había dado para evitar que se involucrara a la Sedesol en asuntos de carácter partidario.

“Antonio Cano tenía días de haber asumido la Presidencia del PRI en Tijuana y sentía el peso de la responsabilidad de organizar una gira en medio de un escenario en el que empezaba a conocer a los actores de la política bajacaliforniana. Le pedí que me disculpara por no poder asistir, pero me insistió en que hiciera un esfuerzo por estar en la reunión”.

Era el 17 de marzo y dos horas después entró una llamada del delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Baja California, Juan Maldonado Pereda, quien, con un tono más imperativo, y bajo el argumento de que sin el partido no estaría en ese cargo, como tampoco existiría la dependencia en la que trabajaba (Sedesol), le dijo que era su obligación estar en dicha reunión.

“La discusión, aunque fuerte y con diferencias, intenté que no hubiera un distanciamiento que oliera a ruptura o algo parecido. No obstante, el talante ortodoxo del delegado del CEN del PRI sí había producido una fuerte discusión entre los dos”, cuenta.

Ruffo Appel. Tensión política con el PRI. Foto: J. Raúl Pérez

Después del mediodía llegó Guillermo Hopkins, coordinador de Logística de la campaña y uno de los funcionarios de mayor cercanía con Luis Donaldo Colosio y enlace institucional en la Sedesol, quien coordinaba desde las oficinas centrales las delegaciones y subdelegaciones, entre estas, la de Tijuana.

“¡Muera Colosio!”

Jaime Martínez Veloz recuerda el trato de “Memo” Hopkins: “amable y afectuoso”. Fue él quien lo llamó a la reunión en las oficinas del PRI en Tijuana.

Hopkins estaba al tanto de la tensión política con el panismo gobernante del estado, “pero le interesaba que (Martínez Veloz) fuera participe de dicha reunión, dado que el priismo de Baja California había mantenido una actitud distante de Colosio” desde que, como dirigente del PRI, reconoció el triunfo del panismo en 1989, acción que algunos dirigentes del partido de aquella época consideraron como traición.

Martínez Veloz remite a Proceso un reportaje realizado por Elías Chávez, en el que se retrató la animadversión del priismo bajacaliforniano contra Colosio después de que reconociera el triunfo del PAN en 1989.

“’Ni la dirigencia del PRI en Baja California, ni sus militantes, reconocemos, en ningún momento y por ningún motivo, el supuesto triunfo del Partido Acción Nacional’. Casi colérico, Martínez Palomera provocó aplausos del medio centenar de personas introducidas en el salón al último momento. Y continuó:

‘(…) mientras los organismos electorales no den a conocer los resultados del cómputo y mientras los colegios electorales no califiquen la legalidad de la elección, no tenemos por qué reconocer absolutamente nada’.

“Nuevos aplausos y gritos ‘¡Muera Colosio!’ surgieron en plena sala de juntas del PRI. Entre vivas a la Revolución y a Baja California, Martínez Palomera dio por terminada la conferencia de prensa sin aceptar ninguna pregunta”.

Hopkins. La logística. Foto: Enrique Ordoñez/Cuartoscuro

En Lomas Taurinas será…

Una Asamblea del PRI había propuesto con anticipación algunos lugares para el mitin que en Tijuana encabezaría Luis Donaldo Colosio.

“El presidente del PRI, Toño Cano, estaba informando que en días pasados se había producido una asamblea de bases del PRI y se habían propuesto como lugares para un mitin con Colosio tres lugares: uno era el Florido, otro, en la Segunda y Constitución, y otro más: Lomas Taurinas. Fue en ese momento que por primera vez escuché la propuesta de que fuera esa colonia la sede del mitin con Colosio”.

Después de la intervención de Toño Cano, el coordinador de Logística de la campaña de Colosio, Guillermo Hopkins, tomó la palabra y, en una breve introducción de los objetivos de la gira, planteó que originalmente habían programado dos actos para el día de la visita de Colosio, uno con las bases del partido, donde se pensaba pudieran asistir unas tres mil personas, y otro con integrantes de organizaciones de la sociedad civil. Pero fue un acuerdo con la entonces dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, lo que incidió en la definición final.

“Memo Hopkins nos informó que, en un acuerdo de último momento, el candidato había aceptado un ajuste a la agenda de campaña, debido a un compromiso con ‘la Maestra’ Elba Esther Gordillo para realizar un evento con ellos en el auditorio propiedad de ese sindicato que se encuentra ubicado por la vía rápida en Tijuana, y que el lugar del encuentro con la militancia del partido debería ser en un lugar ubicado entre el aeropuerto y el auditorio del magisterio”.

Después de esa explicación Hopkins preguntó cuál de las propuestas de la asamblea del PRI era el lugar que reunía ese requisito. La respuesta fue inmediata de parte de casi todos: la colonia Lomas Taurinas porque era un sitio ubicado entre esos dos puntos.

“Después de la respuesta unánime de quienes estaban en esa reunión Guillermo Hopkins me preguntó sobre las condiciones políticas con respecto del PRI y las simpatías o no de la gente de esa colonia con Luis Donaldo”. Le contesté que la colonia estaba conformada por gente muy trabajadora con mucha disposición a la organización comunitaria, que en ese momento nos encontrábamos construyendo junto a los pobladores del lugar varias calles y rampas de acceso, dañadas con las lluvias de 1993, y que yo percibía una abierta simpatía por la candidatura de Colosio”.

El entrevistado sostiene que él proponía la colonia Libertad para el encuentro porque se trataba de uno de los primeros asentamientos de Tijuana, con una larga historia y tradición, donde había un dirigente, Bruno Soto, “que tenía la mejor disposición”. Pero el ajuste logístico por el acto con el SNTE, dice, ya no permitió otra sede.

La colonia Lomas Taurinas también tenía una de las problemáticas más comunes de una ciudad como Tijuana: cerros, arroyos y calles irregulares; con gente humilde, pero muy trabajadora, y estaba en la ruta que le permitiría al candidato cumplir con los compromisos de su agenda de ese día.

“Memo Hopkins me pidió que los acompañara a la colonia Lomas Taurinas para ver el lugar donde la asamblea del PRI había propuesto la realización del acto, al cual no era sencillo llegar por la propia topografía de las calles de la colonia”.

Estando en Lomas Taurinas, Martínez Veloz asegura que comentó a los integrantes de la Coordinación de Logística que cerca de ese lugar había otro sitio de más fácil acceso, frente a las oficinas de la Secretaría de Hacienda, donde existe una explanada un poco amplia. Sin embargo, era un lugar sin el contexto social que la campaña buscaba y el calor de la gente que en ese momento se buscaba rodeara al candidato.

“El impacto causado por el levantamiento zapatista calaba al interior del equipo de Colosio, obligando a tener como distintivo de la campaña una mayor cercanía con los sectores más humildes de México. Los zapatistas le habían hecho ver al país que no éramos lo que presumíamos, y que mucho nos faltaba para ser la nación moderna e igualitaria a la que aspirábamos”.

En la revisión que hizo del lugar, Guillermo Hopkins empezó a reflexionar en voz alta, como que ese era un sitio que representaba los contrastes sociales, de una frontera pobre junto a una economía poderosa como la de California; en donde vivía gente humilde, con casas construidas por los propios colonos, donde pasa un desagüe pluvial por en medio de la colonia, con el componente de que la gente tenía una gran capacidad de trabajo comunitario.

En esos momentos varias brigadas de colonos con promotores de Solidaridad se encontraban construyendo algunas rampas de acceso de la colonia. Después de varias valoraciones con su equipo de trabajo Guillermo Hopkins giró instrucciones a sus subalternos para disponer ahí la organización del mitin.

Elba Esther. Peso en la decisión final. Foto: Octavio Gómez

“Una vez tomada la decisión de que ahí fuera el lugar, me comentó Hopkins que ya Carlos Rojas había hablado con él, que sabía de la tensión que existía con el gobierno panista y que él hablaría con el Movimiento Territorial, una organización creada durante el mandato de Luis Donaldo como presidente del PRI, para que hiciera la convocatoria al acto y así evitar cualquier confrontación innecesaria con las autoridades del gobierno panista de Baja California”.

Al día siguiente Jesús Segura y yo nos trasladamos a la delegación de la Sedesol en Mexicali, donde el Departamento Jurídico había elaborado el amparo que el secretario Carlos Rojas había instruido se hiciera ante una eventual acción ofensiva por parte del gobernador Ernesto Ruffo.

El lunes 21 de marzo llegó a Tijuana Mario Luis Fuentes, coordinador Social de la campaña de Colosio, para preparar a los oradores del mitin y así todo se dispuso para el arribo del candidato presidencial.

El día del mitin

La tensión con el panismo gobernante en la entidad creció, pues aquel 21 de marzo los alcaldes de Tijuana, Mexicali y Tecate publicaron un nuevo desplegado contra los funcionarios de la Sedesol, denunciando un uso político de la política social. El secretario Carlos Rojas ordenó que, para evitar más fricciones, los funcionarios de Sedesol no asistieran a las actividades partidistas.

“Le platiqué a Mario Luis Fuentes la instrucción de Carlos Rojas por lo que me propuso que mejor nos viéramos después del mitin para acompañar a don Carlos Montejo a la reunión de Colosio con las organizaciones de la sociedad civil, y ahí buscar un espacio para platicar en corto con el candidato sobre la situación crítica que en ese momento vivía el estado, al fin y al cabo, esa no sería una reunión de partido, sino con organizaciones y personalidades de un perfil ciudadano”.

Mario Luis Fuentes se fue al acto y acompañó a Luis Donaldo Colosio, inclusive, en el momento de los disparos. Martínez Veloz se fue a San Diego a comprar ropa adecuada para el acto nocturno.

Las primeras informaciones sobre el atentado contra Luis Donaldo vinieron de un pasante, Fernando Zamora, quien asistió el mitin. Según el joven, era posible que hubieran herido al candidato con un leño o una botella.

La información que proporcionaba el pasante se clarificó cuando segundos después en la televisión local informaban que habían herido de dos balazos al candidato del PRI, y lo habían llevado al Hospital Civil de Tijuana.

“Al escuchar la noticia todos nos quedamos helados y en silencio, el teléfono suena y escucho la voz de Mario Luis desolada que dice ‘hirieron a Colosio y se lo llevaron muy mal’. No era para menos, los últimos papeles que le pasó Colosio a Mario Luis, de las peticiones que le entregaba la gente, estaban ensangrentados.

Lomas Taurinas, a 30 años del magnicidio. Foto: Cuartoscuro

“Liébano Sáenz informa que Colosio había fallecido. El ambiente en la oficina donde nos congregamos para escuchar las noticias era de pesadumbre, rabia e impotencia, y terminó por desplomarse cuando en la televisión aparece Liébano Sáenz informando el deceso de nuestro candidato. Colosio se nos había ido en un abrir y cerrar de ojos, por más que queríamos negarnos a creer lo que escuchábamos, la pesadilla estaba ahí.

“Mario Luis llegó a la oficina con una tristeza infinita. Traía en su maletín una carta que una gente le había entregado a Colosio, con gotas de sangre de Colosio. La plática era entrecortada. La mayoría de quienes trabajábamos en la Sedesol estábamos pasmados”.

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