La mayor parte de Turquía está situada en la placa de Anatolia, en un área de alta actividad sísmica.
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Las provincias al sureste de Turquía y al norte de Siria fueron azotadas la madrugada de este lunes por un terremoto de magnitud 7.8 en escala Richter que ha dejado hasta el momento más de 2 mil 300 personas muertas en ambos países.
De acuerdo con reportes oficiales del servicio de emergencias de Turquía, se han registrado mil 498 personas fallecidas y otras 8 mil 533 heridas mientras que en Siria se reportan al menos 461 fallecidos y mil 326 heridos en zonas en manos de Damasco en las provincias noroccidentales de Tartus, Latakia, Hama y Alepo.
Si bien autoridades afirman que es el sismo más fuerte desde el de Erzincan en 1939, Turquía ha registrado otros siniestros considerablemente fuertes y desastrosos en los últimos años.
Dos de los más relevantes, el de Izmit el 17 de agosto de 1999 y el de Duzce, tres meses después dejaron más de 18 mil personas heridas, más de 100 mil edificios destruidos y pérdidas económicas entre los 10 y 25 mil millones de dólares, de acuerdo con un estudio de la Universidad Politécnica de Estambul.
En 2011, el sudeste del país fue sacudido por un terremoto de 7.2 grados que dejó más de 200 víctimas mortales y en 2020, otro de magnitud 6.9 localizado en la costa turca del mar Egeo y en las cercanas islas griegas derrumbó decenas de edificios y produjo un pequeño tsunami. ¿A qué se debe esto?
Turquía situada entre placas
Lo que pasa es que la mayor parte de Turquía se encuentra sobre la placa de Anatolia, situada a su vez entre dos grandes plataformas, la euroasiática y la africana y una placa de menor tamaño, la arábiga. Esto provoca que varias fallas recorran el país y que la zona tenga una alta actividad sísmica, según señala la agencia Europa Press.
La falla más peligrosa es donde coinciden las placas turca y euroasiática y que recorre todo el norte de Turquía, muy cerca de Estambul.
Un estudio publicado en la revista Nature en 2019 por el Centro Helmholtz de Investigación Oceánica de Kiel en Alemania muestra que un segmento de la Falla de Anatolia del Norte en el Mar central de Mármara, que separa la parte asiática de Turquía con la europea, está bloqueado y, por lo tanto, acumula tensión, lo que implica mayores riesgos de sismos en el área metropolitana, contigua a Estambul.